martes, 25 de octubre de 2016

Pequeña reflexión acerca de los índices de pobreza


Alguna vez, tratando de hacer una breve historia de la violencia en la Argentina, trate de entender que la pobreza es, posiblemente, el mayor ejemplo de violencia social que existe; y cuando se intenta ocultar detrás de una supuesta lucha por los derechos sociales, en aras de la supremacía de pobres sobre ricos, que nunca es tal, porque el triunfo nunca llega, porque ocurre en un escenario en el que los ricos son más ricos y los pobres son más pobres; Porque a partir de la inmoralidad de un poder corrupto que vende la ilusión de una inclusión inexistente, solo puede generarse un estado de violencia e intolerancia social, que necesariamente va a desembarcar en un conflicto que, lejos de provocar una revolución social que cambie todo un paradigma de poder socio económico, solo va a conseguir acentuar aún más los privilegios de unos pocos, al mismo tiempo que provoca una sumersión aun mayor de los desposeídos.

Cuando el ex ministro Kiciloff, nos dijo que la edición del índice de pobreza era un dato estigmatizante, no solo mostraba una voluntad de su gobierno de ocultar la realidad detrás de una cortina de buenas noticias (que no eran tales) , sino un profundo desprecio por la vida de aquellos que más sufren, negando la realidad, creyéndose su propia mentira, para terminar escondiendo la cabeza como el avestruz, asi lo que no se ve, no se siente, no se sabe, y lo que no se sabe y no se siente, no existe.

Pero, ¿a quién le servía ocultar el índice de pobreza?, ¿Qué nos dice ese índice?; en primer lugar ocultar el índice de pobreza sirve para que los actores sociales desconozcan cual es la verdadera situación en la que se encuentra la población en general, y también permite crear una ilusión de bienestar, porque en general se cree que en la existencia de una supuesta prosperidad, esto porque además aquellas personas en situación de pobreza, que  perciben un subsidio no se consideraron como desempleados, profundizando aún más la mentira de los índices.

En segundo lugar, esta mentira es funcional al capitalismo mas exacerbado, que asi no necesita de ninguna acción políticamente inconveniente para satisfacer su necesidad de un mercado laboral repleto de pobres, sin educación, ni capacitación; puesto que al ocultarse la verdad, no es necesario comprometer su nombre reclamando al gobierno mayores ajustes, ganándose la antipatía de la ciudadanía, sobre todo porque el gobierno (cómplice) los hace y los oculta sin mayores pudores, detrás de la no estigmatización estadística.

La segunda pregunta, tiene muchísimas derivaciones, este índice no solo es un indicador económico que nos informa que si alguien obtiene ingresos menores a una suma limite, es oficialmente pobre; y de acuerdo a la cantidad de personas que pueden encontrarse en esa situación, de acuerdo a un sector poblacional estudiado, se puede saber que el porcentaje de pobreza es tal, con relación al total de la población.

Si fuera solo esto, el índice de pobreza no es nada más que un dato económico agregado a todos los datos económicos que se elaboran desde el INDEC, y nada más.

Pero no es así, el índice de pobreza, también nos habla de nuestro funcionamiento como sociedad, nos dice que en la sociedad hay una cantidad innumerable de gente, que son nuestros conciudadanos, que no alcanzan con sus ingresos a acceder a los servicios y bienes a los cuales muchos de nosotros podemos acceder sin mayores problemas.

Nos dice que seguramente esas personas no pueden obtener una educación de calidad, o servicios de salud adecuados a sus necesidades, o deben vivir en zonas donde los riesgos sanitarios y de seguridad, serán seguramente los peores, o que tendrán los peores trabajos en las peores condiciones.

Nos habla de personas que posiblemente no tengan una vivienda digna, abrigo, viviendo muchos en condiciones de precariedad que muchos de nosotros jamás aceptaríamos como posibles.

Nos dice que su vida está condicionada a la ayuda de otros, que necesitan del concurso de todos los otros, porque su vulnerabilidad es tal que difícilmente puedan lograr mantener un nivel de vida no adecuado, sino solamente aceptable.

Determinar el índice de Pobreza puede ser estigmatizante, pero no para los pobres, debe ser estigmatizante para el resto, para aquellos que nos podemos bañar dos veces por día (como dijo Ricardo Darín), para los que podemos pagar el almuerzo sin mayor esfuerzo, para los que tenemos la posibilidad de tener mejor salud, mejor educación, mejor transporte, mejor seguridad.

Es estigmatizante para la dirigencia política, que tiene la responsabilidad de crear las condiciones económicas necesarias para que la pobreza no exista, que debe poner los límites razonables al capitalismo para que la ganancia sea normal, que debe crear a condiciones que permitan que la movilidad social ascendente sea una realidad.

Es estigmatizante para el poder político, que debe ser el motor del desarrollo y la integración social, que es el que debe administrar la redistribución de los recursos, y en cambio desarrolla sistemas políticos orientados a la creación de relaciones de dependencia, orientadas a crear una sistema clientelar, que está muy lejos de la tan pregonada movilidad social ascendente.

Independientemente de esto, no medir la pobreza nos habla de la insensibilidad de un poder político, al que nada le importó, más que su egocentrismo, que gobernó mirando su propio ombligo, que no tuvo más interés que tomar el gobierno como forma de asegurar sus negocios y los de sus amigos, donde la amoralidad fue la característica. Que ocultó la pobreza deliberadamente, no solo porque no quería ser culpado de todas aquellas cosas terribles, que se derivan de la pobreza, sino porque necesitaba ser funcionales a la forma más salvaje del capitalismo.

Esto es propio de aquellos gobiernos de tinte autoritario, que creen que la sociedad debe estar sujeta a sus caprichos y determinaciones, y que no tiene que rendir cuentas de sus actos, como los gobernantes absolutos, investidos por derecho divino.

Eso si todo detrás de un falso discurso progresista, mentiroso, en suma una versión moderna de aquel régimen Falaz y descreído, que alguna vez el radicalismo combatió, levantando la bandera de los desposeídos.

Carlos Eduardo Gowland

lunes, 5 de septiembre de 2016

El cuento del empoderamiento y la Revolucion que no fue


Hoy día el cuestionamiento desatado por la actual oposición, que levanta banderas sobre cuestiones, que son caras a las necesidades de nuestros conciudadanos, como el empleo, el ingreso, las tarifas, etc., planteado como si la protesta proviniera de un grupo de revolucionarios que desde el poder, hubiesen logrado que nuestro pueblo superara las barreras sociales, económicas, y culturales que desde hace años se levantaron como una forma de impedir que la movilidad social ascendente dejara de ser una entelequia, y fuese una realidad tangible, como si hubiesen sido los próceres de la nacionalidad moderna.

Lamentablemente los revolucionarios no fueron tales, y lejos de bajar esas barreras y permitir que la sociedad se dinamizara, las levantaron aún más, profundizando las diferencias y haciendo que nuestros valores sociales, fueran reemplazados por una forma de frivolización de la sociedad donde es más importante los bienes superfluos que se poseen, la imagen que se muestra hacia el exterior, y que esta imagen contenga los que hoy son símbolos del éxito.

La intención de promover el consumo, inyectando en la sociedad fondos que supuestamente eran la materialización de la redistribución del ingreso, que provocaba el empoderamiento de las clases más sumergidas de nuestra sociedad, fue el vehículo que necesitaban para poder establecer el más corrupto de los gobiernos que se recuerdan en el país.

En realidad el empoderamiento no se hace a fuerza de subsidiar, ni de entregar beneficios sin ninguna clase de control, sino que tiene que ver con una forma de promover el cambio necesario en la psicología del individuo para generar en el la autoconfianza necesaria para empujar su ascenso social. Es decir tiene un componente social, puesto que implica la posibilidad el acceso a la base de la riqueza productiva, Político, porque implica el acceso de igualitario a los procesos de toma de decisiones, y Psicológico, porque implica una actitud de revalorización personal de cara a la sociedad.

Cuando hablamos del estado asumiendo un papel de instigador de la rebelión frente al orden establecido, utilizando en poder en toda su capacidad movilizadora, hablamos de poner en manos del ciudadano las herramientas necesarias para crecer en busca de su propio desarrollo, sin caer en la lógica liberal de la competencia, sino en la ética solidaria natural de nuestra sociedad.

La función del estado en este contexto es la de proveer los elementos, y provocar las condiciones necesarias para que los hombres se desarrollen en una dinámica de ascenso social, estimulando la necesidad de lograr mejorar sus condiciones de vida, como consecuencia de su esfuerzo personal en solidaridad con el resto de sus conciudadanos, y que los logros obtenidos sean causales de un nuevo esfuerzo, pero siempre en una actitud solidaria, para que los logros se colectivicen y se apliquen en una sociedad mejor.

El mero subsidio, y la exageración de la distribución económica solo son un reparto de caridades, que busca el sometimiento de las clases sumergidas a una cultura de toma y daca, destinada a promover el estancamiento del poder en unas poca manos. De esta forma el ciudadano se convierte en un simple cliente de una estructura poderosa destinada a crear una clase de oligarquía teñida de revolución.

No Es nada más que la aplicación de una lógica del control social, que consiste solamente en calmar el hambre, pero continuando con el sometimiento.

El verdadero empoderamiento consiste, no solo en subsidiar la pobreza, que sin lugar a dudas es parte necesaria del proceso, sino en generar en el hombre la capacidad de acceder a los espacios de generación de producción, que lo inserten en el proceso productivo participando de la redistribución de la riqueza.

Para esto es necesario que se recupere la educación, no como un servicio más, sino como un fin, el de brindar los elementos del conocimiento necesarios para la evolución social del hombre, donde la escuela no debe asumir el papel de contenedor al que se la ha relegado, sino el auténtico protagonismo que le corresponde como disparador, brindado la formación necesaria para comenzar un proceso de empoderamiento real.

La educación ha sido siempre la herramienta igualadora, nuestra clase media se formó a partir de la educación, porque a partir de la especialización se creó un mercado de mano de obra altamente calificada, con una educación técnica al niel de las mejores del mundo, una universidad que permitió que nuestra sociedad pudiera mostrar orgullosamente el nivel de sus científicos y profesionales, la mayoría de ellos provenientes de los viejo inmigrantes que llegaron a nuestro país en busca de un mejor futuro.

En ese proceso, sobre todo después de la reforma universitaria, y dentro del periodo democrático iniciado en 1916, el estado en sus funciono como el disparador de la rebelión, frente al conformismo, puesto de libero la capacidad creativa e intelectual de nuestra gente, poniéndola al servicio de la comunidad. En una etapa que Eduardo Mallea caracterizo como un ambiente de pureza cívica.

La educación, acompañada de la necesaria participación del estado como rector del proceso permitirá el acceso socializado a los medios de producción, que le permitirán lograr la primera etapa del empoderamiento que es la de la inclusión social.

El proceso de inclusión, en una sociedad productiva incentiva la participación del hombre en las decisiones políticas, porque comienza a comprender que el sostenimiento de las mejoras conseguidas, depende de los vaivenes de la política, y entonces comienza a apoderarse de su decisión, en forma independiente de las necesidades de las dirigencias políticas, provocando la renovación constante de la estructuras de decisión, que necesariamente pondrá los avances tecnológico obtenidos en el proceso al servicio de la sociedad.

Esto tendrá como consecuencia el estado psicológico del empoderamiento, la confianza del hombre en su propia capacidad de mejorar, ascendiendo en la escala social.

En todo ese camino el estado no puede estar ausente, porque es obligación del estado regular todo este proceso, para que la sociedad comprenda que no existe la posibilidad de la salvación individual, sino que todo forma parte de una construcción colectiva.

El kirchnerismo estuvo muy lejos de lograr esto, porque jamás tuvo la intención de hacerlo, lo único que pretendía era generar una nueva forma de oligarquía que reemplazara a la anterior estructura, privilegiando siempre a unos pocos y manteniendo sometidos a los muchos a quienes decía ayudar, transformándolos en clientes de la limosna, y siendo funcionales al peor capitalismo que necesita de pueblos pobres e incultos, para satisfacer su voracidad.

jueves, 25 de agosto de 2016

Rebelarse ante el abuso de poder


"He llegado a convencerme de que la no cooperación con el mal es tan obligación moral como la cooperación con el bien. Ninguna otra persona ha sido más elocuente y apasionada en difundir esta idea que Henry David Thoreau. Como consecuencia de sus escritos y de su testimonio personal, somos los herederos de un legado de protesta creativa. Las enseñanzas de Thoreau han revivido en nuestro movimiento de los derechos civiles; de hecho, está más vivas que nunca. Que sean expresada...s por un sit-in en un restaurante, un autobús de la libertad en Mississippi, una manifestación pacífica en Albany (Georgia), un boicot de autobuses en Montgomery (Alabama), todo ello es la cosecha de la insistencia de Thoreau en que se debe resistir al mal y que ningún hombre moral puede conformarse pacientemente con la injusticia." (Martin Luther King). 

Creo que la mejor forma de terminar con los abusos de poder, es mirar hacia atrás y tomar las enseñanzas de la historia, y allí vemos que es necesario que la sociedad inicie un camino desde donde, a modo de lucha no violenta, haga comprender al poder que están allí para solucionar los problemas de la comunidad, y no para favorecer a determinados intereses, incluidos los suyos propios; la cuestión de las tarifas es un ejemplo claro que nos indica que la sociedad debe ser responsable de indicar a sus gobernantes cual es el camino a seguir, a partir de las audiencias públicas.

En este punto es donde debe aprovecharse el espacio que crea la ley para expresar la voluntad de la ciudadana, donde deben aclararse definitivamente algunas cuestiones relacionadas con los contratos de distribución, el uso de los subsidios otorgados por el estado, la política real de inversiones que las empresas debieron haber seguido, y s estas no hubiesen cumplido recomendar las acciones a seguir, para equilibrar la balanza para que cualquier medida a adoptar sea acorde a la necesidad ciudadana.

Esto mismo es lo que debe hacerse con las políticas de estado, puesto que el pueblo es el destinatario de cualquier acción de gobierno, y estas, lo beneficien o lo perjudiquen, no pueden estar ajenas a las necesidades y anhelos de la población, mandante de la democracia, y origen del poder de los gobernantes.

Las Palabras de Luther King son reveladoras de esto, la firmeza de las convicciones de todos, entre todos, hermanados en el objetivo de construir "Una" Nación donde todos seamos parte, y todos tengamos un lugar, donde el esfuerzo colectivo no sea usufructuado por unos pocos privilegiados, sino que éxito sea también colectivo, donde la integración sea una realidad de la que nos sintamos orgullosos, donde las diferencias políticas se discutan en términos de adversario y no de enemigo.

Es necesario que vivamos en un país en paz, con trabajo, y bienestar, educación, cultura, salud, estabilidad, para todos y cada uno. Pero como dijo alguna vez Arturo Illia, apóstol de los pobres, "esto es tarea de todos y cada uno", asumiendo la responsabilidad que nos cabe, en el lugar que nos toque. 

Gobernar es una cuestión demasiado seria como para dejarla solo en manos del poder político, es nuestro país, y el de nuestros hijos, y es nuestra obligación hacer cumplir nuestro mandato, porque de eso se trata la democracia, de un pueblo que elige a partir de su realidad social, que espera que las promesas realizadas se cumplan tal y como se hicieron, y no hay pueblo que elija en su propio perjuicio, lo que hay son gobiernos que no cumplen con los mandatos populares, y no hablo de este gobierno, sino de todos.

Cualquier incumplimiento, por parte de los gobiernos, de lo mandado por la voluntad popular, es un abuso de poder, porque constituye una negación de las obligaciones contraídas. Porque, sin lugar a dudas la elecciones son eso, un contrato electoral, que debe cumplirse como tal, y del cual el poder político no puede apartarse, con excepción de aquellas cuestiones de fuerza mayor y gravedad institucional que necesitan medidas urgentes.

Revelarse contra el abuso de poder es absolutamente necesario, en aquellos momentos en que la ciudadanía se ve afectada en sus derechos, porque la pasividad de la ciudadanía ante la necesidad de permanecer en el poder de esta nueva clase de oligarquía política, que se inventó a partir de los 90 para sostener sus privilegios debe terminarse, para que de una vez, y para siempre se terminen los eternos excesos en nuestro país, en paz, pero con la firmeza de la convicción.

Carlos Gowland

viernes, 22 de julio de 2016

El estado, promotor de la evolucion permanente



El estado pensado como el órgano institucional que genera la evolución democrática, debería concebirse como un órgano activo, algo asi como el corazón que bombea a cada lugar y ciudadano del país los beneficios de la acción del estado.
Creo, y creeré siempre, que el estado no es solo el administrador de los bienes del común, sino el motor del progreso humano, y que las instituciones republicanas deben transformarse en la medida que los individuos provocan el avance colectivo, como resultado de su crecimiento personal.
El estado entendido de esta manera, es un factor dinámico que provee los elementos básicos para generar la movilización de todos los recursos necesarios para provocar la revolución que implica el crecimiento de la sociedad.
El estado debe, desde esta concepción, promover una forma de rebelión contra el conocimiento y el orden establecido, que tendrá como resultado la aparición de nuevos paradigmas, producto de los nuevos conocimientos logrados en ese proceso de revolución, que como consecuencia promoverán los cambios socio políticos necesarios, para que la sociedad avance un paso más en la búsqueda del perfeccionamiento de las instituciones que rigen su funcionamiento.
La idea de la rebelión encaminada por el estado, no es un acto violento, porque el estado al desatar a fuerza creativa propia de las sociedades, lo que consigue es satisfacer las necesidades del hombre, cuya naturaleza gregaria lo lleva a evolucionar solidariamente con el resto de sus conciudadanos.
La rebelión, debe ser entendida como el acto de dudar, de cuestionar, es en definitiva el punto de partida de la filosofía, de la necesidad de saber, y de allí nace la ciencia, como organización de esa necesidad de conocimiento.
Esa actitud de rebelión fue lo que impulso a Gandhi, a iniciar su búsqueda de la verdad, que culminó con la independencia de la India, esa rebelión también impulso a  Martin Luther King a iniciar su lucha por los derechos civiles, que culminó con las leyes de derechos civiles dictadas durante el gobierno de Lyndon Johnson.
La lucha posterior de Gandhi, con la india ya independiente, siendo ya el símbolo del estado,  en contra de la segregación religiosa, y el fin de la guerra civil de la India, también fue una rebelión contra las conductas segregacionistas de los religiosos, que concluyo con éxito y en paz, por muchos años.
Todas estas acciones, culminaron con cambios impensables en ese momento que provocaron un perfeccionamiento de la democracia, que siempre es lento, y tortuoso, pero siempre se produce, pero esto solo es posible cuando el estado libera las fuerzas creativas de la Nación.
Por eso es importante que el estado este siempre presente como motorizador del cambio, a través de la creación de mecanismos que contengan a todos los ciudadanos, y los impulsen a participar, aportando ideas, conductas, conocimientos, investigación, arte, educación todo aquello que cada ciudadano lleva producto de su experiencia, de su capacidad.
Hay quien puede pensar que estos son espacios reservados, solo para aquellos con una formación intelectual o académica, no es asi, todos los ciudadanos de un país, desde el primero hacia hasta el último tienen, no solo el derecho, sino la obligación de realizar su aporte a la construcción permanente de la Nación, estableciendo los lazos solidarios necesarios para que se establezca un dialogo social activo y coherente.
El estado debe ser un intérprete leal de esta voluntad, promocionando y generando estos espacios de participación, discusión y creación, que son en definitiva parte del proceso de integración que no finalice, sino que provoque un proceso de inclusión real y duradero, donde el sentido de libertad, fraternidad e igualdad republicana sean las claves del proceso.
La generación de conflictos, teoría por demás popular en los últimos años, la idea de crear un enemigo y enfrentarlo, sin motivos y tampoco sin piedad, lejos de provocar la rebelión creadora, lo que hace es provocar un conflicto social tan profundo, como difícil de superar, porque lejos de liberar la fuerza creativa de la sociedad, lo único que ha conseguido es generar odios y recelos entre los ciudadanos, para desatar la violencia, porque quien se siente atacado naturalmente se protege del agresor cerrándose a cualquier forma de solidaridad y confraternización, que finalmente genera sentimientos de recelo y prevención de unos contra otros, acabando en un estado de violencia primero contenida, y luego desatada.
En un estado que provoca esta dinámica en la sociedad, siempre evolucionará, en un sentido progresista, porque en esta dinámica de cambio permanente, la evolución científica, los nuevos conocimientos divulgados, la tecnología aplicada mejorando los estándares de vida del pueblo, la mejora constante del nivel educacional, desarrollaran un sociedad en constante modernización, que necesariamente producirá nuevas instituciones contantemente adaptadas a las nuevas realidades.
Esta función del estado fue comprendida por todos nuestros representantes puestos en función de gobierno, desde Yrigoyen hasta Alfonsín, fueron generadores de ese proceso, lo mismo que nuestros grandes pensadores, la republica gobernada por el radicalismo lo fue dentro de un proceso dinámico y creador, superador de los cánones existentes, desarrollando la educación, la ciencia, el cambio permanente, promocionado socialmente al individuo, mejorando su condición, abriendo la posibilidad de la movilización constante de la fuerzas creadoras de la Nación, entendida como el espacio común, incentivo el fortalecimiento de los lazos solidarios de la sociedad, y debe retomar ese camino.
Solamente así la Unión Cívica Radical volverá a ser la opción necesaria, a la hora de elegir nuevo gobierno, porque estará a la cabeza de la sociedad, motorizando y acompañando el camino del desarrollo permanente, asumiendo en el proceso una conducta crítica con el poder, no combatiéndolo, sino marcando cual es el camino a seguir.-
De lo contrario solo será un espacio político que solo reclama cargos a un gobierno, a cambio de una estructura electoralmente eficiente, pero sin sentido ni razón de ser.

martes, 28 de junio de 2016

Arturo Illia: reflexiones a 50 años de la Infamia


HAce 50 años que se produjo una de las infamias más tremendas de la historia Argentina, el golpe de estado contra Arturo Umberto Illia, infame por lo injustificado, infame por las complicidades, infame, por lo que significó para los 50 años posteriores de nuestra historia.

INfame fue el acuerdo sindical militar de aquel momento, como fue infame el acuerdo económico militar, y el político, infames fueron los ideólogos que por más arrepentidos que estén, provocaron al país un daño tan extenso como irreparable.

EL dictador del momento, pretendía resaltar el nacionalismo de las fuerzas armadas, que otra vez caían seducidas por los buenos modales de los traidores de siempre, y se entregaron a la seducción del capital (siempre transnacional), y a la promesa de glorias militares de origen panameño, las 20 manzanas, los sindicalistas que buscaban el beneficio económico de manejar la obras sociales, la estupidez del general que pretendía un peronismo sin Perón.

CUando fue el golpe yo contaba con ocho años de edad, pero la impresión que me causo la situación fue tan grande, que a lo largo de los años traté de profundizar todo lo que estuviese a mi alcance, sobre Arturo Illia, y descubrí que seguramente pocos hombres en la historia, habían vivido ese radicalismo casi como una religión, tomándolo como una norma de vida.

PAra Arturo Illia, el radicalismo era eso, una norma de vida, y debía reflejarse en todos sus actos, por eso su estilo de vida austero, solidario, casi al borde del sacrificio, como dice el viejo dogma, no solo debía serlo, sino también parecerlo.

PAra la ciudadanía hoy, ante el espanto de la corrupción, de las ciudades voladas para ocultar ilícitos, de las valijas por sobre los cercos de los conventos, del enriquecimiento ilícito, del lavado de dinero, de los aportes de campaña con dudosos fines, aparece como el hombre bueno, el médico de provincia desinteresado, el hombre honesto, con valores morales.

PEro el Presidente Illia fue mucho más que eso, fue el hombre que inicio un proceso revolucionario que implicaba un cambio radical, en la conducta del hombre argentino, su gobierno no solo fue el gobierno más honesto del siglo 20, su gobierno fue el más progresista de la historia, no solo por las convicciones que encarnaba, sino por las metas alcanzadas.

HAce unos cuantos años Osvaldo Álvarez Guerrero profundizo en el pensamiento de Illia, y en su personalidad, y nos dejó un trabajo muy serio sobre el pensamiento de Illia, pensamiento analizado de sus discursos y reportajes, lamentablemente el Presidente no fue un hombre de escribir mucho, o por lo menos de hacerlo público.-

SEgún Álvarez Guerrero, “Rechazaba todo mesianismo, y desconfiaba de los presidencialismos caudillescos”, por eso su apariencia apacible y austera, sin embargo se abocaba a la lucha política con la reflexividad de los grandes, y la pasión de las convicciones.

EL presidente Illia creía que los partidos políticos estaban para representar a la sociedad, defender sus valores, y solucionar sus necesidades, y no para ser el exponente político de los factores de poder económico, o de sectores de comportamiento corporativo.

POr eso Arturo Illia, entendía que el destinatario de la acción política era el hombre, pero dentro de su contexto social, y creía que era necesario despertar una conciencia social, donde todos los individuos fuésemos corresponsables del avance general de la sociedad, solo eso podía terminar con los intentos totalitarios.

"SI nos esforzamos en formar una conciencia nacional, con justo contenido moral, no nos desesperaremos nunca, ni nos agotará cualquier encarnizada adversidad", nos enseñaba.

SU acción de gobierno se dirigió a despertar la conciencia de la sociedad y hacerla avanzar, toda hacia un destino común, y a pesar de las piedras y las críticas fue, sin lugar a dudas, el gobierno que más avances en materia económica y social, logro alcanzar en la historia de los últimos 50 años.

LA estabilidad económica, el pleno empleo, el salario mínimo vital y móvil, la política de salud, la ley de medicamentos, los avances científicos, la política internacional independiente, la eliminación de la deuda externa, la inflación que no supero nunca el 6% anual, el desarrollo sostenido, la nacionalización del petróleo, el plan nacional de alfabetización, fueron los hitos más destacados de ese gobierno ejemplar.

PEro no fue casual, fue el producto de un gobernante que tenía muy claro que en el gobierno no se improvisaba, en el gobierno se planificaba, y actuaba en función de esa planificación, pero con el concurso de la ciudadanía, representada en poder.

“DEbemos luchar por el hombre mismo, porque es la evidencia humana la que hace bambolear los tiranos y falsos dioses y si no sabemos con seguridad que nuestra verdad es la verdad, sabemos bien, en cambio, dónde está la mentira. Si nos esforzamos en formar una conciencia nacional, con justo sentido moral, no nos desesperaremos nunca, ni nos agotará cualquier encarnizada adversidad, porque sabemos también las razones fundamentales de por qué luchamos, y desterraremos el temor y será superada cualquier acción psicológica que pretenda desnaturalizar nuestras rectas intenciones. En este obstinado combate para lograr una justa convivencia nacional, no asumimos el poder para dominar nuestro país, sino para servir a su grandeza, no apartándonos jamás de la Constitución y de la ley, asegurando a todos nuestros conciudadanos iguales derechos y responsabilidades.” (Discurso inaugural, 1963)

SE cumplió, y se cumplió con creces, en el discurso de inauguración de sesiones del Congreso de la Nación afirmó: “Necesitamos un pueblo que sienta que es capaz de todo esfuerzo. Con orgullo de su país. Que comprenda que este gobierno es su representación. Que los señores diputados y senadores son sus intérpretes. Que no hay indiferencia a una sola de sus necesidades.”

“HAy que restablecer valores permanentes que hicieron de la Argentina la expresión armoniosa de una sociedad fecunda.”

“QUeremos -y habremos de conseguirlo- que la gran familia argentina viva en concordia y unión. Que nadie se sienta proscrito en la República. La Patria no tiene dueños.”

Illia era el iniciador de una auténtica revolución, porque encarnaba la idea de la revolución en Paz, no se necesitaba violencia de ningún tipo, solamente ser responsable y coparticipe de la responsabilidad de gobernar, solidificando la integración de la sociedad, donde la solidaridad social fuera la característica, y el esfuerzo colectivo el promotor del desarrollo de la nación.-

Pero los infames nunca lo entenderían, era preferible servir a la billetera de las 20 manzanas, y sucumbir a las tentaciones totalitarias, y a los cantos de sirena de los traidores, y  a sus falsos nacionalismos, asi el país terminó con el sueño republicano, para caer en la noche de la violencia, de la que no salió hasta la llegada de Alfonsín al poder.

El Presidente Arturo Illia, es un prócer de la Nación Argentina, injustamente denostado, y arrinconado en el lugar de la nostalgia de los honestos, y aunque hoy la sociedad reivindique esa conducta, todavía el país no ha dado otro dirigente de tamaña envergadura, ni hemos formado una sociedad que esté dispuesta a tener ese “presidente para todos los días”, como lo llamo Santiago Kovadloff.

Correligionarios, va siendo hora de arrancar.

 "Todos somos culpables, y cuando todos son culpables, nadie lo es. Esta Argentina no es el país que queremos. Cada uno de nosotros ha arrojado, por lo menos, una piedra para destruir, lo que tuvimos y lo que pudimos tener. En este punto, nadie es del todo indemne. Pero no hay que tener miedo a la ley, que es la única autoridad no autoritaria. No nos tengamos miedo entre nosotros: luchemos -y no lo digo con soberbia generosidad- luchemos con sentido de responsabilidad. No nos quedemos con odios, pues no son buenos ni el odio ni el temor. Hagamos política valientemente". Pte. Arturo Illia.

Carlos Eduardo Gowland


sábado, 11 de junio de 2016

Mandar o gobernar?, la función del Radicalismo


Siempre creí que si hay algo que de alguna forma nos retrata como argentinos, es el Martin Fierro, que empieza por ser un Gaucho rebelde y perseguido y resiliente (como está de moda decir hora), hasta terminar como uno sumiso al sistema de la época, y de alguna forma acomodaticio y ventajero.

Seguramente habrá muchos que me critiquen por lo dicho, pero creo que es asi, y que de alguna forma no es más que una retrato social de la época, y no es casualidad que los concejos del viejo vizcacha un ser casi despreciable y sin moral, se convirtieran en una norma de vida para muchos de nosotros, “Hacete amigo del Juez….que siempre es bueno tener palenque donde rascarse”, es uno de los más celebrados entre nosotros.

Pero la idea no es criticar al Martín Fierro, aunque recuerdo siempre una de las ultimas estrofas, “ya va a venir a esta tierra algún criollo a mandar”, por alguna razón siempre esto quedo dándome vueltas en la cabeza, porque durante toda la historia Argentina, siempre se ha esperado que llegue alguien que nos haga caminar, marcando el paso, con cierto rigor, porque pareciera que por nuestra personalidad colectiva, no podemos hacernos cargo de nuestros deberes como miembros de una sociedad que necesita del aporte del común para avanzar.

Esta idea del mando, desde nuestro nacimiento como país, generó que no pudiésemos darnos instituciones permanentes que nos sirviesen para lograr una estabilidad institucional durarera.

Posiblemente fue porque, según afirmo una vez el Dr. Cansanello, el origen de nuestra democracia es autoritario, y ejemplifico para esto la conducta de Rosas, que tenía sus oídos puestos en tres patas, los curas, los jueces y los vecinos, y se manejaba autoritariamente según el ánimo de las partes.

Asi fue que a lo largo del tiempo hemos tenido sucesivos gobiernos que se dedicaron a mandar, más o menos al estilo Rosista, poco federal, poco representativo, poco democrático, privilegiando siempre a algún círculo íntimo, ordenando y haciendo cumplir a los tiros, o a los gritos, según la época, leyes a veces caprichosas, otras con nombre y apellido, otras con una clara intencionalidad de llegar a sostenerse indefinidamente.

Pero siempre con un tácito aval de una sociedad, que lejos de asumir su responsabilidad, eligió esta vía, como forma de no comprometerse y asumir la responsabilidad de su destino.

Si no fuese asi, no sería posible que habiéndonos dado instituciones democráticas, no podemos consolidar un modelo político, tuvimos la posibilidad de la reforma constitucional, que podía haber modificado el sistema y nos quedamos a medio camino, tenemos un Presidente Fuerte, y un casi primer ministro que, casi tiene la responsabilidad del gobierno, que casi tiene un control parlamentario, que tiene instituciones de control del estado que casi sirven para controlar, a casi todas la actividades del gobierno.

Somos el país del Casi, donde casi todo está por hacer, y casi nada se hace.

Mientras tanto desde el poder se manda, porque como todo es a medias, el único que puede tener el control total es el dueño del poder, que puede manejar antojadizamente todo, porque en el escenario del casi, nos vendamos los ojos para no ver.

Ante la posibilidad del gobierno, preferimos la del mando, porque nos libera de toda responsabilidad, la culpa de todo lo malo será siempre del que manda.

Pero esto implica un riesgo general, el que manda, ejerce el poder a su arbitrio, sin consenso sin consulta, solo su voluntad es suficiente, y el autoritarismo no tarda en aflorar a la superficie, se gobierna como el dueño de poder, sin necesidad de dar explicaciones ni someterse a controles, solo le importa acrecentar su poder.

De allí a caer en la corrupción hay un solo paso, porque en ese ejercicio nada es malo, en la medida que todos cumplan con las necesidades del mandón, en la medida de su voracidad.

La historia reciente nos ha dado algunos interesantes ejemplos de esto.

El ejercicio del gobierno es algo diferente, quien gobierna no es depositario de la confianza absoluta, sino que debe interpretar la voluntad general, debe nutrirse de la opinión de los ciudadanos, y gobernar en beneficio de esa voluntad.

Eso es la democracia, el imperio del consenso, de la participación, de la integración, donde todos ejercen un derecho inalienable, ser parte y protagonista; el pueblo se convierte en artífice de su destino, y las decisiones que se toman son la consecuencia lógica de la participación general.

Obviamente que no es fácil gobernar, porque implica una actitud ética, además de la convicción personal del gobernante, la inclinación a seguir los dictados de la voluntad popular que lo puso en el poder.

No hemos tenido en realidad muchos gobernantes que cumplieran con estas características, y nuestra conducta social nos hizo elegir el camino fácil, el de los mesiánicos, supuestamente salvadores de algo que en realidad no estaba perdido.

La función de los partidos políticos auténticamente democráticos, es recuperar para si este ejercicio, generando espacios de participación, que sirvan como intérpretes de la voluntad popular, y la transmitan al gobierno, dejando de actuar como agentes de propaganda ajustada a la necesidad del gobernante, y al mismo tiempo preparar y formar a los futuros gobernantes, para que llegado el momento cumplan con esta función.

Es necesario que la ampliación de la participación, tenga el rango constitucional que se merece, lo que implica que tengamos una norma que no sea una casi solución, sino que establezca un verdadero gobierno cuya representatividad este auténticamente asegurada, no solo por la cantidad de votos de una elección, sino que asegure que la representatividad a través de instituciones que aseguren que el gobierno sea el producto de la voluntad general.

Esto también implica un cambio en la conducta social, una nueva forma de conducirse como ciudadano, que asumiendo su protagonismo provoque los cambios necesarios, para poder avanzar hacia un modelo de gobierno, que acentúe la importancia del ciudadano, pero no como individuo, sino como parte de una construcción colectiva, en la que las decisiones se originen en una voluntad univoca producto de la participación activa de los ciudadanos.

El partido Radical debe asumir la función de provocar el cambio, de acentuar la dinámica de la democracia, entendiendo que para avanzar en los cambios es necesario volver hacia sus orígenes, recuperando la mística que originó su creación, reinstaurando los institutos partidarios que provocaron que la renovación política fuera posible, se debe volver a provocar la apertura necesaria, terminado con los mandatos indefinidos, provocando la renovación permanente de las estructuras, siendo un espacio de integración y participación natural, y el canal donde se encaucen las aspiraciones de la sociedad, recuperando su función de intérprete de las más importantes aspiraciones de la Nación.

Si no comprendemos cual debe ser nuestra función, y que esta solo se puede cumplir con una dirigencia que este convencida que su paso solo es temporal, y que debe abrirse a la posibilidad de renovación permanente de nuestras estructuras, habremos perdido el carácter revolucionario de nuestros ideales, siendo solamente una estructura electoral eficiente, al servicio de cualquier ideología, en la medida que esta permita la supervivencia de una dirigencia posibilista alejada de la voluntad ciudadana, presa del marketing, y de los slogans más o menos atractivos.

lunes, 6 de junio de 2016

Municipio y Política, Aumentar la representatividad


Siguiendo con esta idea de poder expresar una idea acabada de aquello que, personalmente entiendo, debe ser el gobierno municipal en la Provincia de Buenos, y sobre la certeza de que la libertad propia del espíritu humano, se transmite hacia arriba, como un modo natural consecuente de la conducta gregaria del hombre, que debe ser aplicada a la organización política de la provincia, me parece interesante poder hacer alguna reflexiones al respecto de la organización política municipal; siempre teniendo en claro la idea de alcanzar una autentica representatividad de los pueblos de la provincia.-
Está claro que la democracia directa, con excepción de aquellas cosas que pueden someterse a consultas populares, es un quimera casi imposible, aunque si podemos asumir la idea de que la institucionalidad política del municipio, llegue tan abajo como sea posible, y esto es hasta el ciudadano, con la creación de institutos que aseguren la representatividad de todos.-
Siguiendo la línea de un artículo anterior publicado en esta página, y en coincidencia con la idea de la profundización democrática, resulta necesario esbozar una idea que si bien no es novedosa, en la provincia de Buenos Aires, no se ha aplicado, por razones más político partidarias que auténticamente institucionales.
La institucionalidad de nuestros municipios de la provincia deja, la institución de las delegaciones municipales al arbitrio de intendente de turno, sin establecer un régimen que sea, no uniforme, puesto que posiblemente no sea aplicable en todos los distritos de la provincia, puesto que no es posible que todos se organicen del mismo modo, aunque si en el mismo sentido.
Aquellos que creemos que la democracia es un sistema que por el mismo hecho de haber surgido como una consecuencia de la propia naturaleza humana, como el hombre, se modifica y se perfecciona, debiendo evolucionar siguiendo el ritmo de la evolución, puesto que necesariamente esta será convertida en un fenómeno social, puesto que toda evolución será naturalmente compartida con otros. Esto no solo es retórico, sino que es un fenómeno verificable, sobre todo en aquellas democracias que más se han perfeccionado en la historia, como las escandinavas.
Siguiendo esta lógica propia de la democracia, es claro que en los grandes distritos de la provincia, es necesario ampliar el ámbito de participación, haciendo que el gobierno local, sea el vehículo donde las aspiraciones son conducidas por el camino de las realizaciones, y es claro que el actual esquema de gobierno municipal de la provincia no ha sido lo suficientemente efectivo en cuanto a la interpretación y representación de la voluntad, sino que ha convertido a los intendentes en una especie de Cesares, infalibles al estilo romano, que dependiendo de sus necesidades de conservación, cumplen o no con las necesidades de los distintos sectores, atendiendo más al peso electoral de determinadas zonas, que a una programación que atienda a las necesidades reales.
En este sentido, es necesario que se creen instituciones que por un lado limiten el poder de los intendentes, y eviten su permanencia ininterrumpida, sino que esto se haga extensible a los concejales, obligando a renovación permanente, no en términos generacionales, sino de las ideas que hacen a la evolución y funcionamiento de las ciudades.
Pero, si bien esto, es necesario, no es suficiente, y en una democracia real debe hacerse lo necesario; y a eso nos referimos cuando hablamos de crear una mayor participación.
Además de asegurar la renovación de los mandatos, es necesario que en los distritos se creen organismos descentralizados, que reemplacen la designación tradicional de delegados municipales, y avancen hacia la creación de pequeñas comunas  que asuman la delegación de facultades municipales, creando en ellas concejos vecinales, que dependiendo de su ubicación política o geográfica, reemplacen a las actuales asociaciones de fomento.
La estructura ideal de estos concejos debe ser una reproducción de la organización comunal existente, que permitan descentralizar las decisiones, de forma que se asegure que la participación popular sirva para determinar cuál es el plan de gobierno que se deba llevar a cabo.
De esta forma es posible empoderar realmente al ciudadano convirtiéndolo en un artífice del desarrollo de su ámbito vecinal; puesto que el empoderamiento tiene que ver con la capacidad de decisión del ciudadano, y no con un nivel de ingreso determinado, o con la recepción de un supuesto beneficio social.
Los delegados municipales, por razones políticas de los intendentes, suelen ser aquellos que responden fielmente a sus necesidades políticas y provienen generalmente de su círculo de influencia, y en muchos casos suelen no ser de las localidades a adonde se los destina, que naturalmente el circuito o circunscripción al que este destinado lo rechazara como un organismo a un cuerpo extraño.
Los municipios tienen la facultad de establecer delegaciones comunales, comisiones de fomento, y reglamentar su organización, y elección de sus autoridades. Pero una vez creadas muchas veces dependen de la cercanía política de sus autoridades con el intendente de turno, para que puedan obtener algunos beneficios para su comunidad. Si en cambio la existencia de los concejos vecinales se institucionaliza, esto obligaría a os jefes municipales a tener puesto el oído en la comunidad y no circunscribirse a su círculo de confianza, que demás está decir, por una cuestión de supervivencia política no suele ser el mejor asesor de los intendentes.
Pero esto es solo una parte de la solución pero no completa el panorama, los concejos deliberantes, también adolecen de un problema de representatividad, puesto que generalmente solo representan al sector geográfico más populoso de un distrito, ignorándose muchas veces que esta representación debe estar ceñida a la pertenencia de alguna circunscripción determinada.
De esta forma el ámbito completo del distrito estará representado, de un modo más directo como un auténtico representante de la voluntad popular.
Las funciones de esta delegaciones conformadas de este modo, no necesariamente implican un desperdicio de esfuerzos, sino que por el contrario implican un avance en el ámbito de las realizaciones ciudadanas, que lejos de encarecer el costo de la gestión pública permite abaratar el costo administrativo que implica la centralización, sobre todo debido a lo pesado que resulta el movimiento del engranaje municipal.
De esta forma el esquema de decisiones, no solo dejaría de ser descendente, sino que se transformaría en un tránsito de ida y vuelta, donde la decisión política es la consecuencia de un consenso general.
Esto implica un cambio de cultura política que podría poner al estado al servicio del ciudadano, y no someter al ciudadano al capricho del estado.
En esta representación, la representación del concejo queda sujeta al voto circunscripcional, y la cantidad de concejales de cada circunscripción se definirá, en base a la cantidad de electores de la circunscripción, del mismo modo se constituirán los concejos vecinales, de esta forma se crea una relación de doble vía, tanto con el Depto. Ejecutivo, como con el Concejo Deliberante.
Se crea así, una relación de poder basada en la representatividad, donde el ciudadano es el protagonista de las decisiones que tienen que ver con su hábitat inmediato.
Esta nota pretende ser un aporte más a la discusión sobre la ampliación de la democracia, y la forma de hacer que sus beneficios lleguen más directamente a la población; por supuesto que cualquiera podrá cuestionar, el impacto presupuestario, o la pérdida de poder que esto implica.
Hay algo que debe quedar claro; se trata de perder poder, y ganar gobernabilidad; se trata de aumentar representatividad, y generar responsabilidad ciudadana; se trata de perfeccionar la democracia, se trata de hacer que la provincia sea un espacio para todos, sin exclusiones.

Como dijo Arturo Illia, si es necesario mejorar la democracia, y ello implica modificar la constitución, habrá que hacerlo: "Si estamos en una nueva era, tenemos que adecuar la arquitectura del Estado, la organización del gobierno, para incorporarnos a esa era. Cambiar una estructura centralizada por otra descentralizada. Cambiar una estructura piramidal por otra donde los centros de decisión sean múltiples"

domingo, 29 de mayo de 2016

Radicalismo, una reflexión a propósito de la situación actual


Que pasa que todavía no nos movilizamos, si no es para ponernos de un lado u otro de una raya inexistente, o que por lo menos fue artificialmente trazada, siguiendo una lógica de conflicto que seguramente, no es totalmente falsa, pero que fue profundizado, no en aras de provocar un fenómeno de ascenso social, sino la consecución de una cantidad de voluntades que propiciaran la continuidad infinita en el poder.-

Pero esta tendencia en el modo de hacer política también alcanzó al radicalismo, que maravillosamente ha sobrevivido, a duras penas, a otra división.

Estas divisiones que a diferencia del peronismo, que puesto en función opositora se reinventa y reagrupa, como está ocurriendo con su brazo sindical, y de algún modo con su estructura política, que cambia de dirigentes se reagrupa, y sigue generando hechos políticos y gestionando su poder, sin entrar en profundas discusiones ideológicas, presentándose al cabo como un bloque político compacto.-

Debido a su naturaleza política, es posible que en un futuro no muy lejano, y de mediar algún éxito económico del gobierno, no sería descabellado pensar que el peronismo se alineará detrás de Macri, o de no ser así se agrupara como un compacto opositor, de todos modos encontraría un puerto donde arribar, tal es la ventaja de no tener una clara ideología, y una interesante habilidad para construir poder, sin importar como, ni con quién; esta claro que las lecciones del General no cayeron en saco roto.-

En el peronismo esto es posible, por su falta de una definición ideológica clara, un ricohombre de derecha puede ser peronista, sin desentonar, como ocurrió durante el decenio menemista, o puede tener algún grupo de seudoizquierda dominante, como paso con el kirchnerismo, o de centro, según convenga a los intereses políticos de la dirigencia dominante.-

En 1982 gran parte del viejo espectro político radical, la intransigencia, el desarrollismo, algún sector del socialismo, o de la democracia progresista, incluso del propio peronismo, que habían migrado hacia otros horizontes volvieron al radicalismo, unidos detrás del Liderazgo de Raúl Alfonsín, que supo construir una alternativa auténticamente democrática, frente a la oferta autoritaria que representaba el peronismo de aquel momento.-

Luego, llegado el mediodía del mandato presidencial, la falta de concreciones más rotundas en materia socio económica, provocaron una caída en la consideración pública, que hicieran que el Radicalismo perdiera votos, sin solución de continuidad, el peronismo mientras tanto construía su poder reagrupándose, y agregando nafta al fuego, al mismo tiempo intentando una posible  renovación que se estrelló contra el liderazgo alcanzado por el entonces gobernador de La Rioja, que terminó por llegar al gobierno, transitando un camino casi tan pernicioso como la década infame.

El Radicalismo, para quien no lo haya entendido, propone una forma de socialismo moderno, basado en la aplicación de pequeñas reformas, que dirijan a la sociedad hacia una forma de constitución que consolide la democracia social, donde el ciudadano es parte Fundamental de la decisión política, dentro de un sistema que se perfecciona y evoluciona permanentemente, donde la legislación no es inmutable, sino que cambia conforme a cómo evolucionan los tiempos, la UCR concibe la democracia como un organismo vivo donde la participación popular en la toma de decisiones, y responsabilidad social del individuo son la condición ineludible para que el sistema funcione.

La democracia es siempre perfectible, porque como toda elaboración humana, puede mejorarse, desarrollarse, pero para que esto sea posible el hombre como parte de la sociedad, debe ser necesariamente el protagonista de la escena, es decir que solo es posible en la medida que el hombre se comprometa con el funcionamiento del sistema, y lejos de transferir su protagonismo a manos de tal o cual dirigente, desentendiéndose de las decisiones, convierta al dirigente en un auténtico mandatario, en todo el sentido de la palabra.

En el sistema de partidos, consagrado por nuestra constitución, ese dinamismo natural de la democracia debe practicarse primero hacia dentro del partido, evolucionando en los mecanismos de decisión, ampliando las bases de participación, donde la posición política sea la resultante de la de la voluntad mancomunada de nuestros afiliados y militantes, pero que esta voluntad sea a la vez la consecuencia de la voluntad ciudadana, poniendo al pueblo como origen de nuestra voluntad política y destinatario de los beneficios de nuestras acciones.-

No tenemos, como parte del poder político, ninguna oportunidad de dinamizar la democracia, si no podemos practicar la Democracia Interna, si la participación no se amplía lo necesario (que no es lo mismo que lo suficiente). Lo necesario implica hacer lo que se debe, lo suficiente es solo lo que se puede, y en nuestra concepción ideológica el posibilismo no puede ser una opción válida.-

El radicalismo debe ser eso, radicalismo, debe llegar a la profunda raíz de nuestros graves problemas Nacionales, y desde ahí provocar, y promover, la aplicación de las soluciones necesarias para superar definitivamente estos problemas y avanzar hacia la nuevas metas que la sociedad debe alcanzar.

Arturo Illia dijo alguna vez, que «En la sociedad no hay leyes causales. Nada en ella es inexorable. Si las relaciones entre los seres humanos fueran el resultado de la causalidad, entonces serían necesarias e inmodificables. Pero las relaciones sociales no están regidas por leyes cósmicas. Están cambiando permanentemente. Lo que nosotros llamamos ley es una norma mutable. Hasta la ley suprema puede cambiar».

«La sociedad es transformación permanente. Una organización social es perecedera y sólo podemos extender su existencia si la adecuamos a los cambios. Lo que fue revolucionario ayer, hoy ya no lo es. Porque, en definitiva, ¿qué es la revolución? Es un modo de adaptarse a una realidad nueva, que también va a cambiar, obligándonos a nuevas adaptaciones».

Y en alguna otra frase que puede ser considerada un peligroso avance hacia la izquierda dijo: «¡Claro que hay que cambiar estructuras! Si estamos en una nueva era, tenemos que adecuar la arquitectura del Estado, la organización del gobierno, para incorporarnos a esa era. Cambiar una estructura centralizada por otra descentralizada. Cambiar una estructura piramidal por otra donde los centros de decisión sean múltiples»

Todos estos conceptos solo podrían ser aplicables al estado, si primero no se aplican en el partido, lo que implica modificar considerablemente la conducta política de la dirigencia partidaria, lo que implica una profunda transformación que a vece puede implicar una mirada hacia atrás, para volver a las fuentes, mirar hacia atrás pero solo para avanzar es la clave.

El radicalismo difícilmente pueda volver a ser gobierno, si no realiza aquellos cambios necesarios, que le permitan avanzar, y ser el intérprete de su necesidad colectiva, si no termina con el estancamiento que ha provocado el eternizamiento de sus dirigentes, y su modo de manipular instituciones y reglamentos, pensando más en los beneficios personales que en la revitalización del partido.

Hoy se ha consagrado en algunos sectores de la dirigencia partidaria, una forma de nepotismo que va contra todos los principios del radicalismo, donde un sector dirigente cree que la supervivencia política depende de la continuidad de la familia en el poder, y la excelencia de los hombres que llegan a la dirigencia solo se alcanza por imperio de la herencia de sangre.

Si este estado de cosas continúa, no habrá radicalismo viable, y la Unión Cívica Radical será un club de amigos, que blandiendo un sello de goma, más o menos prolijo, con una inmensa infraestructura partidaria, funcional a quien quiera alquilarla para beneficio del circulo directivo, que repartirá cargos a cambio de la sumisión a cualquier dirigente necesitado de una organización electoral eficiente.

Mientras tanto seguimos sin poder elegir, sin poder discutir si poder establecer conductas, y sin poder ser auténticos intérpretes de la voluntad popular.-
Carlos Eduardo Gowland

jueves, 14 de abril de 2016

La revolución que no fué, y la oportunidad perdida


Sobrevuela en algunos argentinos la idea de que hemos transitado desde un periodo de Izquierda social revolucionaria, hacia un periodo de derecha liberal neo conservadora, aunque la verdad es que no ha sido ni una cosa, ni la otra, a pesar de no haber estado de acuerdo con la alianza Cambiemos, como tantos otros correligionarios, no dejo de pensar que el anterior gobierno no ha sido precisamente un gobierno de Izquierda, y mucho menos revolucionario.

La forma conocida de revolución, implica tomar el gobierno ejerciendo la violencia, a favor de una nueva forma de Organización social y política, profundamente distinta del orden establecido, como en Cuba, si queremos un ejemplo.

Hay otra revolución, que lejos de ejercer la violencia, enfrenta al orden establecido, de un modo diferente, que busca el mismo cambio, pero en paz, buscando una forma de sociedad parecida pero pacíficamente, como en la India de Gandhi.

El otro camino es la reforma, constante y permanente que moviliza, la sociedad en un constante avance, que permite ir instrumentando gradual pero continuamente aquellos institutos que introducen mejoras en la sociedad, que consigue avanzar al unísono a todo el conjunto de la sociedad, un claro ejemplo es Noruega, cuya sociedad parece haber desterrado la pobreza.

Claramente el anterior gobierno, no representa ninguna de esta variantes, porque su forma de alcanzar el poder, no fue revolucionaria, ni violenta, ni genero ninguna revolución pacífica, ni genero un proceso de reforma permanente, los que creen de la revolución de la inclusión, en realidad son devotos creyentes de lo ilusorio, que fieles al espejismo que se les representaban caminaron hacia lo inexistente, con una tremenda carga de desesperación acumulada, vieron allí una posible fuente donde podía calmarse la sed de justicia.-

El cambio de gobierno, y de signo político, dejaron en claro que solo era un espejismo, porque cuando un gobierno genera cambios profundos, estos no son reversibles, en una sociedad que incluye realmente, es porque ha generado lazos sociales tan fuertes, que la sociedad no admite la posibilidad exclusión de ninguno de sus miembros, porque en ese entramado no es posible que existan huecos donde pueda colarse la pobreza.-

El kirchnerismo no alentó ese proceso, por el contrario, generó una división social y política, tan profunda que difícilmente se cierre en un período razonable de tiempo.

La solidaridad es una construcción ética, su establecimiento parte de una oportunidad única, posiblemente de una situación de quiebre, que despierta la conciencia colectiva, y permite transitar un camino común, hacia un objetivo común, que mejora la calidad de la sociedad, que se va transformando en ese recorrido.-

Hubo aquí oportunidades únicas, en 1983, y el pueblo argentino entendió finalmente que la Constitución, y la democracia eran el único camino posible, y sin distinciones avanzo en ese camino, en los 2000 hubo otro punto de quiebre, que pudo haber sido la oportunidad de ser un país distinto, cuya sociedad pudiera reformularse a partir de una nueva forma de país, donde la ética de la solidaridad fueran la clave de su funcionamiento.-

Claramente el kirchnerismo no supo, o no quiso, aprovechar la oportunidad e ir en esa dirección, en un principio muchos creímos de buena fe que la sociedad se encaminaba hacia ese proceso virtuoso que todos esperábamos, pero en algún desde el gobierno se cayó en la tentación populista (y no creo que el populismo sea malo en sí mismo), y en la creencia que dar y pegar, generando conflictos donde se pudiese identificar un enemigo, ante el cual aparecer como el campeón de la contienda.

La lógica aplicada en esta forma de hacer política, fue la de transmitir un mensaje directo y fácil de inculcar como doctrina, “vos sos pobre porque él es rico, vos sufrís porque él no sufre, vos no tenés trabajo porque él no te da”, con este tipo de mensaje es fácil martillar y penetrar en el pensamiento colectivo, donde la respuesta es “yo te restituyo tu derecho, quitándoselo a él”, emergiendo como el restaurador de la injusticia.

Así es que se crea la grieta, ¿y quien es el?, el, es cualquiera que pueda identificarse fácilmente, las corporaciones, los terratenientes, los industriales, los comerciantes, los ricos, los que tienen trabajo, los otros pobres, no importa, el asunto es crear una situación de conflicto frente a quienes puedan pensar diferente, dándole algún beneficio al fiel.-

Pero esta es una estrategia que políticamente puede dar resultados, pero a largo plazo se ve la verdad detrás de esta estrategia, solo es un mecanismo de acumulación de poder, pero no sirve para alcanzar el tan ansiado crecimiento social, que fue movilizador de la sociedad, porque detrás del supuesto dar, no hay nada sólido, no hay trabajo genuino, no se sale de la pobreza, no hay mejor educación, no hay mejor acceso a la salud, no hay nada, solamente un subsidio que provee un plato de comida y nos mantiene sumergidos en la pobreza.

En el fondo los revolucionarios solo fueron funcionales al capitalismo, un mercado laboral formado por pobres, sin educación formal, sin preparación técnica, es mucho más barato, que un mercado donde la oferta es mano de obra calificada, que demanda mejores ingresos acordes a su calificación.

Una verdadera revolución social y política, es un cambio que permite una inclusión real, esta inclusión implica trabajo genuino, industrial, exportaciones de productos industriales, mano de obra ocupada en tecnología, desarrollo, investigación, educación formal amplia y profunda, donde la búsqueda de la excelencia sea la clave del éxito académico, abierta para todo el mundo, que genera la expectativa de un futuro realmente mejor.-

Países mucho más pequeños, y más pobres que el nuestro, han alcanzado ese éxito, socialismos reales, donde la protección al ciudadano es la nota sobresaliente, la asignación universal por hijo, los subsidios por educación, la prestación de salud única y asegurada, son características de los países nórdicos; debo decir aquí que la creencia popular nacional asegura que este es un modelo irreproducible en nuestro país, por nuestra raíz, no es solo una falsedad, sino una excusa para no emprender la tarea.-

El anterior gobierno no fue revolucionario, solo fue discursivo, solo intento prevalecer fomentando el enfrentamiento, y, aunque hoy su líder proclame la necesidad de la unión nacional solamente repetiría lo mismo, porque en definitiva este fue un modelo donde los logros sociales solo fueron los medios por donde se vehiculizaba la corrupción.-

Esto no quiere decir que este gobierno sea mejor, posiblemente no lo sea, lo que ocurre es que al descorrer el velo que ocultaba semejante escala de corrupción, no hay posibilidades de visualizar que pueda haber algo peor de lo que ha ocurrido en el país.-

Sin perjuicio de lo anterior, este gobierno deberá revisar algunos mecanismos y métodos, porque una república auténticamente democrática, necesita que los gobiernos sean totalmente transparentes, basados en una actitud ética frente a la ciudadanía, sin olvidar los fines que la constitución nos ha fijado, para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres que quieran habitar el suelo Argentino.-

domingo, 27 de marzo de 2016

Municipio y Salud, una discusión necesaria


Hace un tiempo, pretendiendo hacer abstracción de la realidad, intente dedicar este espacio al análisis de la cuestión municipal, debido a que consecuentemente con mi pasión radical, soy un municipalista, que entiende que gran parte de los problemas estructurales de la provincia y del país son, en parte, por haber negado la importancia que tiene el municipio como la organización preexistente al estado.

Los argentinos tenemos la particularidad de quedar a medio camino, los programas energéticos nunca se terminan, las obras viales nunca se completan, las obras sanitarias mucho menos, la educación nunca es lo importante que debe ser, etc.

Somos el país del medio hacer, y en ese medio hacer discutimos si esto debe ser tal o cual cosa, la nueva constitución no pudo consagrar el parlamentarismo y lo dejo a medio camino, de un régimen que, a pesar del intento, consagro más fuertemente el presidencialismo; esto con el agravante que debido a las formas electorales adoptadas no existe posibilidad alguna, que el Jefe de gabinete pueda ser censurado por el parlamento.

Bajando un poco, la Provincia de Buenos Aires tampoco consiguió consagrar un texto constitucional que alineara detrás de un proyecto común a todos los bonaerenses, y esto es porque se sigue negando el derecho a la autonomía de los municipios, en aras de la acumulación de poder en manos de los gobernadores.

Esta mitad de camino permanente, provoca que las políticas provinciales nunca definan plenamente, responsabilidades, procedimientos, funciones; así la provincia se ha convertido en un elefante difícil de movilizar, poco eficiente a la hora de planificar, concretar, y hasta enfrentar una crisis.

La Educación en manos de la provincia está en crisis, la Seguridad en manos de la provincia está en crisis, las obras públicas en manos de la provincia nunca se terminan, la distribución de impuestos lejos de ser justa es un problema para los municipios, la Salud en manos de la provincia es un problema y cada vez más serio.

Precisamente es en el último tema, donde debiéramos detenernos, para empezar a comprender por qué la provincia debe ser institucionalmente reformada.

La gestión de Salud Publica ha sido, y con creces, la peor de toda la historia de la provincia de Buenos Aires, desde hace un siglo que no se veía una administración de salud tan deficiente como la iniciada en 1989 hasta la actualidad, que se caracterizó por la permanente improvisación ante cualquier situación, de mostrando una permanente inexistencia de una planificación realmente seria.

El desastre generado en materia de Salud, se vio reflejado cuando al declararse la epidemia de Dengue, se designaron dos hospitales, uno provincial y otro nacional para derivar las pruebas de laboratorio, y llegado el momento estas no tenían el material necesario para realizar los estudios bacteriológicos, para los que habían sido designados.

El  actual esquema de salud es un derivado de la profundización de una política de centralización, orientada a la utilización de los recursos en beneficio de la política partidaria, y no de la promoción social de la comunidad, invertir en la salud no es un buen negocio político para nadie, pero si lo es distraer los recursos destinados a preservarla.

Lamentablemente la política siempre ha creído que solo hay que ocuparse de lo que se ve, por lo tanto la única inversión posible en salud es la que se ve, el anterior gobierno provincial (y los anteriores a él, también), así lo entendió, y construyo cosas inservibles, pero visibles, pintadas de colores brillantes.-

Estas son las razones, que indican que el manejo inmediato de la salud pública debe ser municipal, puesto que el municipio tiene la posibilidad de una rápida capacidad de respuesta, por su cercanía física con el problema, y la proximidad con el ciudadano.

Desde hace un tiempo se discute este tema, hay muchos dirigentes políticos de toda la provincia que consideran la salud pública como un gasto, caracterizándola como el cáncer de la administración pública, que impide que se puedan prestar correctamente el resto los servicios municipales, y que la salud debiera estar en manos del estado provincial.-

Ocurre, que hay aquí una mala noticia, ¡Los hospitales públicos en manos de los municipios, seguirán estándolo, sin posibilidades de modificar este status!, esta es una discusión vana, el estado provincial no va a revertir una decisión tomada a principios de los ochenta, y mucho menos cuando se desentendió de este problema, y seguirá haciéndolo, o digamos gestionando en forma descentralizada.-

Ahora bien, es necesario tener en claro que es lo que significa la prestación de  servicios de Salud, porque no es solo mantener un hospital, el concepto es mucho más amplio, debido a que debemos entender que implica prestar un servicio de salud pública integral, desde una concepción moderna.

La prestación de servicios de salud empieza por una planificación correcta de los servicios, porque el costo hospitalario se controla desde la prevención, es decir que la salud empieza por atender correctamente la prestación de los servicios habituales; puesto que de esto dependerá que los hospitales solo reciban aquellos caso cuya prevención resulta imposible de controlar, por la complejidad de su patología, y no por la falta de una política preventiva.-

Como ejemplo; el control del alcantarillado urbano, que provea un correcto drenaje de las aguas de lluvia, evitando el estancamiento, la ejecución de desagües pluviales, y su limpieza, el corte del pasto que crece en las cunetas de las calles de tierra, son tareas que actúan preventivamente sobre la salud, porque evitan el estancamiento del agua, y  la proliferación de insectos y gérmenes dañinos.

La provisión de agua corriente, correctamente potabilizada, con el correcto mantenimiento de los ductos de agua, y la ejecución de obras de cloacas, y de las plantas de tratamiento correctamente mantenidas y en funcionamiento, son los pilares fundamentales donde se apoya la política de prevención; del mismo modo el retiro, la separación y la disposición final de los residuos, en sitios específicamente acondicionados; El control de plagas urbanas, y la sanidad animal, constituyen, por si, acciones que impiden que se dispare el costo hospitalario.-

El municipio en su misión de gobierno, tiene la obligación de prestar servicios de salud, porque no hay autonomía posible si el municipio no se hace cargo de estas políticas, el problema son las condiciones en las que se debe hacer cargo, que generalmente son las peores, porque normalmente no se cuenta con la totalidad de la infraestructura necesaria, ni los recursos económicos.

Aquí es donde los detractores de la Salud pública municipal, tienen su más fuerte argumento, puesto que es el déficit que provoca la administración de salud, pues bien esta es la mejor respuesta, salud publica no significa salud gratuita, debido a que existen numerosas fuentes de financiamiento para solventar el costo de implica prestar servicios.

El primero es la coparticipación de salud, que depende de las estadísticas de atención, que los establecimientos deben confeccionar, que no solo sirven para recaudar sino que son un elemento importantísimo a la hora de desarrollar políticas.

La segunda fuente de financiamiento la constituyen las tasas por servicios de salud, que funcionan como fondos específicos, para el financiamiento de los insumos hospitalarios, y el equipamiento.-

Los recursos provenientes de los programas de salud provinciales y  nacionales, como el actual plan Sumar, y otros que permiten obtener una ingreso adicional como contraprestación de prácticas orientadas a un sector poblacional determinado.-

Hasta aquí los planes de fomento de orden público, pero además la posibilidad de prestar servicios a las obras sociales, implica también un ingreso importantísimo, que a partir de la descentralización, que reemplazó el anterior sistema de autogestión, permite que los establecimientos municipales, puedan celebrar convenios prestacionales, con cualquier obra social, que incluso son alentados por la superintendencia de servicios de salud.

La celebración de convenios es una práctica saludable, puesto que ante el retroceso de la salud privada tradicional, a manos de conglomerados financieros cuya finalidad es la obtención de ganancias, producto de una atención que lo único que tiene de diferente al hospital es la calidad de la hotelería, y en algunos casos si siquiera eso.

En los distritos donde no existen efectores privados, este es un sistema que permite obtener recursos, que no solo incrementan, el salario de profesionales y empleados a través de la redistribución de los ingresos provenientes de la facturación, sino que si se actúa eficientemente, permite compensar el déficit del tesoro municipal. Así los hospitales de pueblo combinan todos los sistemas existentes, siendo la única posibilidad de sostener e incluso mejorar su capacidad de atención.

No se trata de competir con el sector privado, puesto que a nivel de la opinión popular, el hospital público está mucho mejor considerado que el efector privado, puesto que en la apreciación empírica se percibe que los grandes logros en materia de salud provienen del hospital público, por lo que en realidad el sector privado es quien debiera competir con el público, en un sentido positivo actuando subsidiariamente.

La salud es, sin lugar a dudas, el bien más preciado del hombre, y uno de los derechos más importantes del ciudadano, y al mismo tiempo, una de las más importantes obligaciones del estado es la prestación de servicio de salud acordes con ese derecho, el municipio en su carácter de estado primigenio no puede sustraerse a esta obligación.

El gobierno de la Provincia es el ente que debe establecer, con acuerdo de los municipios, las políticas globales de salud, y abastecer a las autoridades locales de los recursos necesarios para llevarlas adelante, apoyando fundamentalmente las acciones preventivas, que son las que impiden que los hospitales se transformen en un gasto insostenible; esto también implica un escalonamiento de la atención basada en la complejidad, donde los hospitales interzonales sean los receptores de aquellos casos que por sus características y complejidad no puedan ser resueltos por las estructuras locales.

Por supuesto que esto implica que la política de salud sea una política de estado controlada por los ciudadanos, por lo que no sería descabellad que así como existen los consejos vecinales de seguridad, también existan a nivel de salud, siendo un ámbito donde se discuta la política de salud desde el punto de vista de la percepción ciudadana.

Cualquiera diría que la fijación de la política de salud, no puede ser producto de la discusión ciudadana, porque es una cuestión privativa de los profesionales, pero aquí hay una cuestión que debe contemplarse; corresponde a las profesiones de la salud, el análisis y la proyección y la ejecución de las políticas fijadas desde el poder político, quien es el responsable de determinarlas atendiendo el reclamo y la necesidad de los ciudadanos.-

El ciudadano debe participar de la fijación de las políticas de salud, porque se trata de su salud, que se ejecuta con el producto de sus aportes, para lograr vivir y desarrollarse en una sociedad medianamente organizada, y orientada a la felicidad común.-