Hace
un tiempo, pretendiendo hacer abstracción de la realidad, intente dedicar este
espacio al análisis de la cuestión municipal, debido a que consecuentemente con
mi pasión radical, soy un municipalista, que entiende que gran parte de los
problemas estructurales de la provincia y del país son, en parte, por haber
negado la importancia que tiene el municipio como la organización preexistente
al estado.
Los
argentinos tenemos la particularidad de quedar a medio camino, los programas
energéticos nunca se terminan, las obras viales nunca se completan, las obras
sanitarias mucho menos, la educación nunca es lo importante que debe ser, etc.
Somos
el país del medio hacer, y en ese medio hacer discutimos si esto debe ser tal o
cual cosa, la nueva constitución no pudo consagrar el parlamentarismo y lo dejo
a medio camino, de un régimen que, a pesar del intento, consagro más fuertemente
el presidencialismo; esto con el agravante que debido a las formas electorales
adoptadas no existe posibilidad alguna, que el Jefe de gabinete pueda ser
censurado por el parlamento.
Bajando
un poco, la Provincia de Buenos Aires tampoco consiguió consagrar un texto constitucional
que alineara detrás de un proyecto común a todos los bonaerenses, y esto es
porque se sigue negando el derecho a la autonomía de los municipios, en aras de
la acumulación de poder en manos de los gobernadores.
Esta
mitad de camino permanente, provoca que las políticas provinciales nunca
definan plenamente, responsabilidades, procedimientos, funciones; así la
provincia se ha convertido en un elefante difícil de movilizar, poco eficiente
a la hora de planificar, concretar, y hasta enfrentar una crisis.
La
Educación en manos de la provincia está en crisis, la Seguridad en manos de la
provincia está en crisis, las obras públicas en manos de la provincia nunca se
terminan, la distribución de impuestos lejos de ser justa es un problema para
los municipios, la Salud en manos de la provincia es un problema y cada vez más
serio.
Precisamente
es en el último tema, donde debiéramos detenernos, para empezar a comprender por
qué la provincia debe ser institucionalmente reformada.
La
gestión de Salud Publica ha sido, y con creces, la peor de toda la historia de
la provincia de Buenos Aires, desde hace un siglo que no se veía una administración
de salud tan deficiente como la iniciada en 1989 hasta la actualidad, que se caracterizó
por la permanente improvisación ante cualquier situación, de mostrando una
permanente inexistencia de una planificación realmente seria.
El
desastre generado en materia de Salud, se vio reflejado cuando al declararse la
epidemia de Dengue, se designaron dos hospitales, uno provincial y otro
nacional para derivar las pruebas de laboratorio, y llegado el momento estas no
tenían el material necesario para realizar los estudios bacteriológicos, para
los que habían sido designados.
El actual esquema de salud es un derivado de la
profundización de una política de centralización, orientada a la utilización de
los recursos en beneficio de la política partidaria, y no de la promoción
social de la comunidad, invertir en la salud no es un buen negocio político
para nadie, pero si lo es distraer los recursos destinados a preservarla.
Lamentablemente
la política siempre ha creído que solo hay que ocuparse de lo que se ve, por lo
tanto la única inversión posible en salud es la que se ve, el anterior gobierno
provincial (y los anteriores a él, también), así lo entendió, y construyo cosas
inservibles, pero visibles, pintadas de colores brillantes.-
Estas
son las razones, que indican que el manejo inmediato de la salud pública debe
ser municipal, puesto que el municipio tiene la posibilidad de una rápida capacidad
de respuesta, por su cercanía física con el problema, y la proximidad con el
ciudadano.
Desde
hace un tiempo se discute este tema, hay muchos dirigentes políticos de toda la
provincia que consideran la salud pública como un gasto, caracterizándola como
el cáncer de la administración pública, que impide que se puedan prestar
correctamente el resto los servicios municipales, y que la salud debiera estar
en manos del estado provincial.-
Ocurre,
que hay aquí una mala noticia, ¡Los hospitales públicos en manos de los
municipios, seguirán estándolo, sin posibilidades de modificar este status!,
esta es una discusión vana, el estado provincial no va a revertir una decisión
tomada a principios de los ochenta, y mucho menos cuando se desentendió de este
problema, y seguirá haciéndolo, o digamos gestionando en forma descentralizada.-
Ahora
bien, es necesario tener en claro que es lo que significa la prestación de servicios de Salud, porque no es solo
mantener un hospital, el concepto es mucho más amplio, debido a que debemos
entender que implica prestar un servicio de salud pública integral, desde una
concepción moderna.
La
prestación de servicios de salud empieza por una planificación correcta de los
servicios, porque el costo hospitalario se controla desde la prevención, es
decir que la salud empieza por atender correctamente la prestación de los
servicios habituales; puesto que de esto dependerá que los hospitales solo
reciban aquellos caso cuya prevención resulta imposible de controlar, por la
complejidad de su patología, y no por la falta de una política preventiva.-
Como
ejemplo; el control del alcantarillado urbano, que provea un correcto drenaje
de las aguas de lluvia, evitando el estancamiento, la ejecución de desagües
pluviales, y su limpieza, el corte del pasto que crece en las cunetas de las
calles de tierra, son tareas que actúan preventivamente sobre la salud, porque
evitan el estancamiento del agua, y la
proliferación de insectos y gérmenes dañinos.
La
provisión de agua corriente, correctamente potabilizada, con el correcto
mantenimiento de los ductos de agua, y la ejecución de obras de cloacas, y de
las plantas de tratamiento correctamente mantenidas y en funcionamiento, son
los pilares fundamentales donde se apoya la política de prevención; del mismo
modo el retiro, la separación y la disposición final de los residuos, en sitios
específicamente acondicionados; El control de plagas urbanas, y la sanidad
animal, constituyen, por si, acciones que impiden que se dispare el costo
hospitalario.-
El
municipio en su misión de gobierno, tiene la obligación de prestar servicios de
salud, porque no hay autonomía posible si el municipio no se hace cargo de
estas políticas, el problema son las condiciones en las que se debe hacer
cargo, que generalmente son las peores, porque normalmente no se cuenta con la totalidad
de la infraestructura necesaria, ni los recursos económicos.
Aquí
es donde los detractores de la Salud pública municipal, tienen su más fuerte
argumento, puesto que es el déficit que provoca la administración de salud,
pues bien esta es la mejor respuesta, salud publica no significa salud
gratuita, debido a que existen numerosas fuentes de financiamiento para
solventar el costo de implica prestar servicios.
El
primero es la coparticipación de salud, que depende de las estadísticas de
atención, que los establecimientos deben confeccionar, que no solo sirven para
recaudar sino que son un elemento importantísimo a la hora de desarrollar
políticas.
La
segunda fuente de financiamiento la constituyen las tasas por servicios de
salud, que funcionan como fondos específicos, para el financiamiento de los
insumos hospitalarios, y el equipamiento.-
Los
recursos provenientes de los programas de salud provinciales y nacionales, como el actual plan Sumar, y
otros que permiten obtener una ingreso adicional como contraprestación de
prácticas orientadas a un sector poblacional determinado.-
Hasta
aquí los planes de fomento de orden público, pero además la posibilidad de
prestar servicios a las obras sociales, implica también un ingreso
importantísimo, que a partir de la descentralización, que reemplazó el anterior
sistema de autogestión, permite que los establecimientos municipales, puedan
celebrar convenios prestacionales, con cualquier obra social, que incluso son
alentados por la superintendencia de servicios de salud.
La
celebración de convenios es una práctica saludable, puesto que ante el
retroceso de la salud privada tradicional, a manos de conglomerados financieros
cuya finalidad es la obtención de ganancias, producto de una atención que lo
único que tiene de diferente al hospital es la calidad de la hotelería, y en
algunos casos si siquiera eso.
En
los distritos donde no existen efectores privados, este es un sistema que
permite obtener recursos, que no solo incrementan, el salario de profesionales
y empleados a través de la redistribución de los ingresos provenientes de la
facturación, sino que si se actúa eficientemente, permite compensar el déficit
del tesoro municipal. Así los hospitales de pueblo combinan todos los sistemas
existentes, siendo la única posibilidad de sostener e incluso mejorar su
capacidad de atención.
No
se trata de competir con el sector privado, puesto que a nivel de la opinión
popular, el hospital público está mucho mejor considerado que el efector
privado, puesto que en la apreciación empírica se percibe que los grandes
logros en materia de salud provienen del hospital público, por lo que en
realidad el sector privado es quien debiera competir con el público, en un
sentido positivo actuando subsidiariamente.
La
salud es, sin lugar a dudas, el bien más preciado del hombre, y uno de los
derechos más importantes del ciudadano, y al mismo tiempo, una de las más
importantes obligaciones del estado es la prestación de servicio de salud
acordes con ese derecho, el municipio en su carácter de estado primigenio no
puede sustraerse a esta obligación.
El
gobierno de la Provincia es el ente que debe establecer, con acuerdo de los
municipios, las políticas globales de salud, y abastecer a las autoridades
locales de los recursos necesarios para llevarlas adelante, apoyando
fundamentalmente las acciones preventivas, que son las que impiden que los
hospitales se transformen en un gasto insostenible; esto también implica un
escalonamiento de la atención basada en la complejidad, donde los hospitales
interzonales sean los receptores de aquellos casos que por sus características
y complejidad no puedan ser resueltos por las estructuras locales.
Por
supuesto que esto implica que la política de salud sea una política de estado
controlada por los ciudadanos, por lo que no sería descabellad que así como
existen los consejos vecinales de seguridad, también existan a nivel de salud,
siendo un ámbito donde se discuta la política de salud desde el punto de vista
de la percepción ciudadana.
Cualquiera
diría que la fijación de la política de salud, no puede ser producto de la
discusión ciudadana, porque es una cuestión privativa de los profesionales,
pero aquí hay una cuestión que debe contemplarse; corresponde a las profesiones
de la salud, el análisis y la proyección y la ejecución de las políticas
fijadas desde el poder político, quien es el responsable de determinarlas
atendiendo el reclamo y la necesidad de los ciudadanos.-
El
ciudadano debe participar de la fijación de las políticas de salud, porque se
trata de su salud, que se ejecuta con el producto de sus aportes, para lograr vivir
y desarrollarse en una sociedad medianamente organizada, y orientada a la
felicidad común.-