lunes, 29 de abril de 2013

El intento de condicionar la justicia, el intento de condicionar la libertad

El problema con la sanción de las leyes de reforma judicial, no son las leyes en sí; que por supuesto, son un paso más en la política de avasallamiento a las garantías a los derechos y las libertades públicas que este gobierno necesita, para poder alcanzar sus objetivos políticos; el problema es el día después, que va a pasar cuando las leyes puedan ser recurridas en los tribunales federales.
¿Cómo juegan en esto las alianzas políticas gestadas en estos últimos tiempos?, la sanción de leyes en la legislatura porteña, en un marco de alianza entre kirchneristas y macristas demuestra que en política todo es relativo, y que quienes dicen ser opositores a este modelo no lo son tanto, o por lo menos en su construcción de poder, no demuestran tanta ética, y se queden quietos ante una ley que favorecerá a quien quiera que sea que este en el poder.
Esta ley que hoy favorece a este ejecutivo, mañana actuara en favor de quien gane las elecciones, siendo la designación y remoción de los jueces arbitrio de la mayoría reinante en cada turno electoral.
Esto no es nada nuevo, el peronismo en cada turno de gobierno, intento lograr manipular la justicia, mediante la designación de jueces “amigos”, cuando los elegía la comisión de acuerdos del senado,  o cuando se persiguió a la corte hasta lograr la renuncia de varios de sus miembros, ampliándola cuando las decisiones pudiesen ser adversas, o promoviendo juicios políticos a quienes no se disciplinaban, hoy se trata más o menos de lo mismo, posiblemente los momentos económicos sociales que vienen, serán tan difíciles que las medidas a tomar necesiten de jueces adictos, como los que otrora convalidaron las privatizaciones de la era menemista.
Si eventualmente el PRO si llegase a ser gobierno, también necesitaría de una justicia adicta, porque en su lógica peronista, es fundamentalmente corporativo y antidemocrático, y propenso, por no decir adicto a tomar medidas sin admitir cuestionamientos de ninguna especie, sino lo ocurrido en el Borda es suficiente como muestra. Además las declaraciones de Macri elogiando lo actuado en el periodo de los noventa, es suficiente como muestra.
Que la justicia, o mejor dicho, la administración de justicia debe ser reformada, no es ninguna novedad, pero las reformas deben ser estudiadas y analizadas en función de aquello que la sociedad reclama y necesita de ella, no de acuerdo a las necesidades de un esquema político, cualquiera sea su tendencia.
Lo que esconden todas la variantes del peronismo es un profundo desprecio por el control constitucional del ejercicio del poder, nunca admitieron ni Perón, ni Menen, ni Duhalde, Ni Kirchner, Ni este gobierno, el hecho de poder ser controlados judicial o administrativamente, y lo hicieron promoviendo la creación de organismos que terminaron siendo inoperantes en el momento de tomar medidas, tenemos una gran cantidad de organismos de control cuyos dictámenes no son vinculantes, o sus decisiones no son de cumplimiento obligatorio creadas solamente para distraer, más que para solucionar.
La Justicia es el último respaldo en la defensa de la libertad y las garantías constitucionales, el ciudadano avasallado en su derecho tiene allí donde acudir, toda nación tiene en la justicia una reserva moral, alguien que puede, y debe, poner los limites hasta dónde puede llegar el poder del estado.
Este discreto encanto de intentar limitar las libertades y el acceso a la justicia, con más o menos éxito, no es nuevo, en muchos países del mundo, gobiernos tanto de izquierda como de derecha, lo han intentado, la derecha “liberal”, necesita esto para aplicar su concepto de seguridad jurídica que se trata solo de permitir que las corporaciones dominantes hagan lo que quieran, sin mucho cuestionamiento social, como por ejemplo se hizo durante el gobierno peronista-liberal de Menem, promoviendo una justicia sujeta a los intereses de una política que dañó profundamente al conjunto de la sociedad. Y la izquierda, mejor dicho el populismo seudoprogresista,  porque, necesita que la imagen de la patria de bienestar y el estado protector se mantenga a cualquier costo, y evitar cualquier clase de cuestionamientos a sus políticas restrictivas, por parte de las minorías, y hasta de las propias mayorías en las que supuestamente se sustentan.
El problema que el “liberalismo” y la supuesta izquierda, que no es tal, no terminan de comprender que la libertad es una condición inherente al alma de las personas, y que los errores que se cometen en el ejercicio del poder, con más o menos complicidades, terminen por salir a la luz de un modo, u otro, porque es imposible limitar totalmente esa libertad, e impedir que en algún momento, por alguna grieta aparezca la luz y la crítica comience a socavar las bases en la que se sustenta el poder.
La justicia es una consecuencia lógica de la libertad, porque es el hombre en uso de su libertad el que decide que el funcionamiento de la sociedad democrática y republicana, depende de un balance, donde la justicia funcione como el órgano que vigila que ese balance social sea el correcto, y que las libertades de las personas no se vean limitadas o condicionadas, más allá que lo que la voluntad individual decide ceder, en beneficio del comun, esto que conforma el tejido social, y mantiene unida a la sociedad, como un conjunto de individualidades, entrelazadas por un objetivo colectivo está cristalizado en la Constitución.
La división de poderes, es fundamental para lograr un correcto balance del gobierno del estado, un poder que representa a la sociedad, delibera y establece como ley aquello que la sociedad representada, quiere y necesita, el poder ejecutivo que administra los servicios, bienes sociales, ejecuta aquellas acciones necesarias como para asegurar la vida en una sociedad sin mayores conflictos,  el poder judicial a quien corresponde nada menos que el control constitucional del gobierno, debe corregir los excesos y los errores, que además es el que menos errores puede cometer, porque tiene en sus manos la responsabilidad de restablecer el balance social, cuando este se rompe, restablecer el normal funcionamiento de las relaciones entre los individuos, cuando se alteran y de las relaciones sociales entre el gobierno del estado y la sociedad cuando por alguna razón el estado, intenta avasallar alguna libertad.
La justicia es en quien se deposita la confianza de administrar las garantías de la libertad, de los derechos individuales, la que tiene por función principal, velar porque ningún derecho consagrado por la constitución pueda ser avasallado por el gobierno del estado, pero también, que los ciudadanos cumplan con las obligaciones para con el estado, que la vida en sociedad normal, merece que se cumplan.
Por eso la justicia debe ser independiente de cualquier poder del estado, y de cualquier poder privado, y debe velarse porque esta independencia se conserve y se asegure, no quiere decir esto que los miembros de la justicia deban tener prerrogativas especiales por sobre el resto de la sociedad, pero sí que se asegure que su funcionamiento no estará condicionado por presiones, políticas, o económicas, que alteren su autonomía.
Solo por esto, y anta la mera sospecha que una ley pueda tener como consecuencia, una alteración de la independencia del poder judicial, no puede ser aprobada; si además esta ley permite que la designación y remoción de los jueces sea condicionada por el poder político, amparado en una ley que puede perjudicar el balance de poderes, y la tarea vigilante y reparadora de la justicia, no puede ser aprobada, y ni siquiera tratada por el congreso.
La democratización de la justicia pasa por otro lado, lo primero que debe hacerse en la argentina, antes que sancionar leyes que permitan manipular la justicia, o por lo menos presionar sobre ella para conseguir algún beneficio acorde con la necesidad del poder, es en primer lugar cumplir con lo que exige la constitución, JUCIO POR JURADOS, para que la sociedad sea protagonista en el proceso de administración de justicia, y de una vez por todas se permita que la sociedad suma el rol que le corresponde, y que se ha ganado a lo largo de estos años, demostrando que está más que madura para hacerlo.
Por eso la sociedad debe resistir cualquier cambio que se intente hacer, si este no comienza con el cumplimiento de la constitución, cualquier modificación será un mamarracho, un parche sin sentido que lo único que conseguirá será agravar más el panorama.
No sé si tengo razón, posiblemente pueda estar equivocado, pero recuerdo que alguna vez, el presidente Illia, manifestó la importancia de la independencia del poder judicial, y que sería bueno que alguna vez un presidente pudiera ser juzgado, para que nadie crea que desde el poder se puede ser infalible.
Queda nuevamente en manos de la Justicia resolver esto, la ley podrá ser recurrida, y corresponderá a la justicia determinar si es, o nó, inconstitucional, si este intento de limitar la Justicia, que no es otra cosa que ponerle limites a la libertad, procede o nó, y quedara al desnudo verdadera intencionalidad del los partidos políticos, al ver quienes son los que se presenten a solicitar la inconstitucionalidad de la ley, si esto no ocurriera y la ley se sancionara con sus mas y sus menos, será que, en el fondo, nuestros representantes no dejaron de ser seducidos por la idea de poder manipularla, si es que llegan al poder.
A la limitación y el condicionamiento a la justicia, siguen las libertades individuales, el cercenamiento de los derechos, y por último la tiranía, es hora que la sociedad comprendamos todos, que el gobierno debe ser ejercido por gobernantes, y que como ciudadanos tenemos una responsabilidad de contribuir a gobernarnos, y dejemos de una vez por todas de poner mandones en el poder.