En este último tiempo, la sociedad se ha manifestado
indignada por lo que considera un continuo avance del gobierno por sobre
algunos derechos y libertados, los cacerolazos, las manifestaciones opositoras,
y el repudio generalizado contra algunos funcionarios son el mejor ejemplo.
A pesar de esto el gobierno hace caso omiso de casi todas
estas manifestaciones, porque, según manifiestan, no expresan una situación concreta,
sino un reclamo amplio y vago de sus pretensiones. Y las pretensiones son muy
simples, y no son tantas.
Pero hay algo que desde hace mucho tiempo la sociedad parece
no notar, y no aparece habitualmente en el clamor popular, se manifiesta contra
los impuestos, contra la inflación, contra el cepo cambiario, contra los ataques
a la libertad de prensa, contra el mínimo no imponible de ganancias, etc., etc.,
etc.
Lo que parece en el reclamo generalizado, y nuestra sociedad
parece anestesiada, es la defensa del continuo despojo del que han sido objeto
los pueblos originarios, a quienes permanentemente se les quitan sus tierras,
se les destruyen sus emprendimientos, se les niega su educación, y por sobre
todo se les niega la libertad de ser, y de mantener sus costumbres, de practicar
su forma de culto y sostener su fe y sus creencias.
Los últimos acontecimientos de Formosa, contra la comunidad
del Cacique Félix Díaz, es la prueba más palpable de esto, los muertos en “accidentes”,
las persecuciones continuas a los miembros de la comunidad y los vejámenes que
sufren sus hijos, a los que incluso se les niega la educación, segregándolos de
toda clase de progreso social, y excluyéndolos de un sistema que debiera
contener y proteger a estos pueblos, que son O R I G I N A R I O S.
Originario, quiere decir, desde el principio, desde el origen
estuvieron en esta tierra desde muchos siglos antes que llegara el europeo,
fueron sus dueños y señores, y fueron cruel y vilmente sometidos por no aceptar
a una forma de cultura invasora que no les pertenecía, no comprendían, ni compartían.
El caso de Formosa es escandaloso, porque deja al
descubierto una forma de poder basado en la impunidad, tan insensible a las cuestiones
humanas, como proclive a la apropiación de riqueza fácil.
La excusa de producir más, es la fórmula para despojar a
esta gente de aquello que por derecho le pertenece, tratando de eliminar su
identidad natural como pueblo, despojándolo de sus tierras, privándolos del uso
de su idioma, quitándole sus medios de producción, dejándolos en la desprotección
y el abandono, sometiéndolos al hambre y la injusticia permanentes, buscando su
disolución.
Pero hay quienes se resisten, y esto es lo que debiera movilizar
a la sociedad en su conjunto, ese ejemplo de resistencia, debe ser inspirador
para todos, para que nos levantemos en defensa de los derechos de nuestros
hermanos, conciudadanos, que se encuentran en la más brutal desprotección,
librando una lucha desproporcionada en defensa de su forma de vida.
La misma sociedad que airadamente abuchea e insulta a un
funcionario, porque salió de vacaciones al exterior, debe ser la misma sociedad
que reclame, organizada pero inflexiblemente, por la vida de todos estos
pueblos perseguidos por no aceptar someterse a la voluntad de una corporación o
de un gobierno.
La misma sociedad que silba al vicepresidente, debe hacer
sentir su enojo, ante esta situación en la que está en juego, nada menos que la
vida de nuestros hermanos.
Como hombre político, y como radical, creo además que mi
partido, que presento y promulgó la ley de protección a los pueblos
originarios, debe ponerse a la cabeza de esta exigencia, y sin hacer ninguna especulación
política, apoyar el reclamo de estas comunidades, particularmente hoy del
pueblo Qom, por el estado de persecución en el que se encuentra.
Es absolutamente necesario, si no queremos ser responsables
de un nuevo genocidio, que nos pongamos a pensar, que clase de legitimidad
puede tener un gobierno provincial, como el de Infra, que persigue
implacablemente a este pueblo, cuando no es funcional a sus necesidades de
poder, o el propio gobierno nacional, que hace la vista gorda, ante una
justicia visiblemente corrompida por la política, que lejos de vigilar que la
ley se cumpla, abandona a su suerte a este pueblo dejándolo a merced de las
ambiciones y miserias del poder, político y económico.
Hoy en la argentina está en juego la vida de estas personas,
están siendo asesinados, y esto parece no parar, porque no comenzar por exigir
que el gobierno cumpla con su obligación de proteger y defender a todos los
ciudadanos de la nación, pero particularmente a aquellos que fueron los dueños
ORIGINARIOS de la tierra, es hora que la UCR, deje de especular con alianzas y
arreglos, que solo están orientados a conseguir magros resultados electorales,
y se ponga a la cabeza de esto.
Los Ciudadanos debemos EXIGIR al gobierno nacional, que
disponga que las unidades de Gendarmería Nacional, y de Prefectura asuman sin
restricciones la Seguridad del Pueblo Qom, que intervenga el poder judicial de
la provincia de Formosa, y remueva a los jueces que hacen caso omiso del
derecho de nuestra gente, restableciendo la justicia, única e igual para todos,
y proteja a nuestros hermanos originarios del abuso permanente al que están siendo
sometidos, asegurando su libertad y protegiendo su cultura.
Debemos exigir porque está en peligro la vida de las
personas, particularmente, la de un hombre valiente, que ha asumido la representación
de su pueblo, sin medir riesgos, ni sacrificios; Félix Díaz.
Si no lo hacemos, los ciudadanos habremos perdido una
batalla más por la libertad, no nos olvidemos de aquella bella poesía, y nos
lamentemos luego, porque cuando vengan por nosotros va a ser tarde.