jueves, 14 de abril de 2016

La revolución que no fué, y la oportunidad perdida


Sobrevuela en algunos argentinos la idea de que hemos transitado desde un periodo de Izquierda social revolucionaria, hacia un periodo de derecha liberal neo conservadora, aunque la verdad es que no ha sido ni una cosa, ni la otra, a pesar de no haber estado de acuerdo con la alianza Cambiemos, como tantos otros correligionarios, no dejo de pensar que el anterior gobierno no ha sido precisamente un gobierno de Izquierda, y mucho menos revolucionario.

La forma conocida de revolución, implica tomar el gobierno ejerciendo la violencia, a favor de una nueva forma de Organización social y política, profundamente distinta del orden establecido, como en Cuba, si queremos un ejemplo.

Hay otra revolución, que lejos de ejercer la violencia, enfrenta al orden establecido, de un modo diferente, que busca el mismo cambio, pero en paz, buscando una forma de sociedad parecida pero pacíficamente, como en la India de Gandhi.

El otro camino es la reforma, constante y permanente que moviliza, la sociedad en un constante avance, que permite ir instrumentando gradual pero continuamente aquellos institutos que introducen mejoras en la sociedad, que consigue avanzar al unísono a todo el conjunto de la sociedad, un claro ejemplo es Noruega, cuya sociedad parece haber desterrado la pobreza.

Claramente el anterior gobierno, no representa ninguna de esta variantes, porque su forma de alcanzar el poder, no fue revolucionaria, ni violenta, ni genero ninguna revolución pacífica, ni genero un proceso de reforma permanente, los que creen de la revolución de la inclusión, en realidad son devotos creyentes de lo ilusorio, que fieles al espejismo que se les representaban caminaron hacia lo inexistente, con una tremenda carga de desesperación acumulada, vieron allí una posible fuente donde podía calmarse la sed de justicia.-

El cambio de gobierno, y de signo político, dejaron en claro que solo era un espejismo, porque cuando un gobierno genera cambios profundos, estos no son reversibles, en una sociedad que incluye realmente, es porque ha generado lazos sociales tan fuertes, que la sociedad no admite la posibilidad exclusión de ninguno de sus miembros, porque en ese entramado no es posible que existan huecos donde pueda colarse la pobreza.-

El kirchnerismo no alentó ese proceso, por el contrario, generó una división social y política, tan profunda que difícilmente se cierre en un período razonable de tiempo.

La solidaridad es una construcción ética, su establecimiento parte de una oportunidad única, posiblemente de una situación de quiebre, que despierta la conciencia colectiva, y permite transitar un camino común, hacia un objetivo común, que mejora la calidad de la sociedad, que se va transformando en ese recorrido.-

Hubo aquí oportunidades únicas, en 1983, y el pueblo argentino entendió finalmente que la Constitución, y la democracia eran el único camino posible, y sin distinciones avanzo en ese camino, en los 2000 hubo otro punto de quiebre, que pudo haber sido la oportunidad de ser un país distinto, cuya sociedad pudiera reformularse a partir de una nueva forma de país, donde la ética de la solidaridad fueran la clave de su funcionamiento.-

Claramente el kirchnerismo no supo, o no quiso, aprovechar la oportunidad e ir en esa dirección, en un principio muchos creímos de buena fe que la sociedad se encaminaba hacia ese proceso virtuoso que todos esperábamos, pero en algún desde el gobierno se cayó en la tentación populista (y no creo que el populismo sea malo en sí mismo), y en la creencia que dar y pegar, generando conflictos donde se pudiese identificar un enemigo, ante el cual aparecer como el campeón de la contienda.

La lógica aplicada en esta forma de hacer política, fue la de transmitir un mensaje directo y fácil de inculcar como doctrina, “vos sos pobre porque él es rico, vos sufrís porque él no sufre, vos no tenés trabajo porque él no te da”, con este tipo de mensaje es fácil martillar y penetrar en el pensamiento colectivo, donde la respuesta es “yo te restituyo tu derecho, quitándoselo a él”, emergiendo como el restaurador de la injusticia.

Así es que se crea la grieta, ¿y quien es el?, el, es cualquiera que pueda identificarse fácilmente, las corporaciones, los terratenientes, los industriales, los comerciantes, los ricos, los que tienen trabajo, los otros pobres, no importa, el asunto es crear una situación de conflicto frente a quienes puedan pensar diferente, dándole algún beneficio al fiel.-

Pero esta es una estrategia que políticamente puede dar resultados, pero a largo plazo se ve la verdad detrás de esta estrategia, solo es un mecanismo de acumulación de poder, pero no sirve para alcanzar el tan ansiado crecimiento social, que fue movilizador de la sociedad, porque detrás del supuesto dar, no hay nada sólido, no hay trabajo genuino, no se sale de la pobreza, no hay mejor educación, no hay mejor acceso a la salud, no hay nada, solamente un subsidio que provee un plato de comida y nos mantiene sumergidos en la pobreza.

En el fondo los revolucionarios solo fueron funcionales al capitalismo, un mercado laboral formado por pobres, sin educación formal, sin preparación técnica, es mucho más barato, que un mercado donde la oferta es mano de obra calificada, que demanda mejores ingresos acordes a su calificación.

Una verdadera revolución social y política, es un cambio que permite una inclusión real, esta inclusión implica trabajo genuino, industrial, exportaciones de productos industriales, mano de obra ocupada en tecnología, desarrollo, investigación, educación formal amplia y profunda, donde la búsqueda de la excelencia sea la clave del éxito académico, abierta para todo el mundo, que genera la expectativa de un futuro realmente mejor.-

Países mucho más pequeños, y más pobres que el nuestro, han alcanzado ese éxito, socialismos reales, donde la protección al ciudadano es la nota sobresaliente, la asignación universal por hijo, los subsidios por educación, la prestación de salud única y asegurada, son características de los países nórdicos; debo decir aquí que la creencia popular nacional asegura que este es un modelo irreproducible en nuestro país, por nuestra raíz, no es solo una falsedad, sino una excusa para no emprender la tarea.-

El anterior gobierno no fue revolucionario, solo fue discursivo, solo intento prevalecer fomentando el enfrentamiento, y, aunque hoy su líder proclame la necesidad de la unión nacional solamente repetiría lo mismo, porque en definitiva este fue un modelo donde los logros sociales solo fueron los medios por donde se vehiculizaba la corrupción.-

Esto no quiere decir que este gobierno sea mejor, posiblemente no lo sea, lo que ocurre es que al descorrer el velo que ocultaba semejante escala de corrupción, no hay posibilidades de visualizar que pueda haber algo peor de lo que ha ocurrido en el país.-

Sin perjuicio de lo anterior, este gobierno deberá revisar algunos mecanismos y métodos, porque una república auténticamente democrática, necesita que los gobiernos sean totalmente transparentes, basados en una actitud ética frente a la ciudadanía, sin olvidar los fines que la constitución nos ha fijado, para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres que quieran habitar el suelo Argentino.-