miércoles, 18 de febrero de 2015

A propósito del golpe blando

Hace 49 años, con la inspiración de un Gral. de lentes, y el espaldarazo de quienes de cuyos nombres mejor no acordarme, con el pretexto de una supuesta normalización institucional, el apoyo de los hombres de la CGT, las 62, el "Lobo" Vandor, las fuerzas armadas derrocaron al Dr. Arturo Illia, el país perdió allí una gran oportunidad de reencausarse por el camino de la democracia republicana, de la mano de un hombre que no proscribía, ni perseguía, ni mataba, que creía en la fuerza de la democracia como vehículo de las realizaciones colectivas, que entendía que el progreso iba atado al desarrollo humano, que no había nación sin integración, que la paz social solo era posible si todos nos hacíamos responsables de la parte que nos tocaba como ciudadanos.
Los sindicatos peronistas consiguieron las obras sociales, que les cedió el general de labios defectuosos, los violentos ganaron espacio y comenzó la espiral que desemboco en golpe de estado del 76, la dualidad permanente de Perón contribuyó al crecimiento de la violencia cuya verborragia no pudo detener, la aparición de la triple A, etc. etc. etc.
Después de recuperada la democracia, tras seis años de gobierno radical, que no pudo hacerle comprender a la sociedad, la importancia que tenia la consolidación del sistema, y la recuperación del patrimonio y el tiempo perdidos, el golpe financiero, que acelero la salida de Alfonsín, nos llevó de regreso al mas retrogrado conservadurismo, que provoco una crisis económica peor que la del 30, de la mano de un peronista que en 10 años pudo exhibir el increíble logro de haber sumido a más de medio país en la miseria, que el gobierno débil de la Alianza no pudo recuperar, sobre todo por la huida del gobierno del Frente Grande; que nos dejo de regalo a Flamarique y a Cavallo, de lo que después no quisieron hacerse cargo.
Vino Duhalde, vino Néstor, vino Cristina, que nos está llevando al mismo resultado que el menemismo, porque es indudable que nos va asumir en la pobreza, que nos cambia de amos con la excusa del desarrollo, que niega a desnutrición, ocultándola bajo el eufemismo del "bajo peso", que discrimina a los aborígenes, que niega el derecho a disentir, que es como negar el derecho de pensar.
Este peronismo de ahora, ruega por un golpe blando que se haga cargo de los desaciertos, y corrija los errores, para que la historia los guarde, otra vez, como mártires del sistema.
Pero no será así, deberán quedarse en el gobierno hasta el último día, deberá corregir sus errores ella misma, y después será necesario que se someta al juicio de la historia, y allí jurado mediante, "dura lex sed lex", aprenderá que todo tiene una justicia, y que al fin toda justicia llega. Así que, a su pesar, nadie la quiere sacar del gobierno, no hay golpe blando, no hay fantasmas, no hay madero donde asirse, solo una marcha de homenaje, solo el pedido de justicia.

lunes, 16 de febrero de 2015

Alianzas amplias, claudicaciones profundas


Hace un poco más de tres años, Ricardo Alfonsín despilfarro irresponsablemente, todo el capital político que había acumulado cristalizando una alianza política, con un exponente de lo peor del menemismo, que gobernó la argentina en los noventa, y que de la noche a la mañana, capitalizando el descontento de un sector había conseguido notoriedad en las elecciones legislativas, y fue así que los Radicales de Buenos Aires nos tuvimos que tragar el sapo de llevar en nuestras listas a este personaje que además, fiel a su naturaleza, nos traicionó antes de las elecciones presidenciales.

Creo que Alfonsín aprendió la lección, aunque no del todo, atrincherado en el partido, y rodeado de sus acólitos aplaudidores, cerró la discusión interna demostrando que lo aprendido con la fallida alianza no le había servido para nada, y es así que tenemos en el partido un gobierno interno cuyos esfuerzos por mejorar la imagen del radicalismo, nos llevaron ver una triste realidad, solo votó en las elecciones algo así como el 7% del padrón, lo que en definitiva consagra lo que durante muchos años se intentó, casi eliminar esa molesta manía de querer votar que tenemos los radicales.

Del otro lado de la interna las cosas no son mucho mejores, porque la renovación que enfrentó al oficialismo, era más parecida a un museo de cera sobre todo por la cantidad de supuestos próceres que acumulaba, y que según parece a la vista no deja de ser un intento por conservar (como en escabeche) los mismos privilegios para la misma gente.

Conclusión, de todos modos siguen siendo los mismos ocupando los mismos cargos, por un período más de tiempo.

La salida de del FAP, de la coalición UNEN, por una cuestión ideológica, no es un dato menor de la realidad que nos circunda, porque el Presidente de la UCR, primero con confusos mensajes y luego con una Propuesta dañina para los miembros del UNEN,  termina por destruir una alianza política generada en un espacio dentro de un arco político compartido, que además reunía en un solo espacio no solo a los partidos de tendencia socialista, también acercaba a aquellos cuyo origen radical era insospechable.

Pero la lucha por conservar el espacio político, por parte del Presidente de la UCR, y de Elisa Carrió, o mejor dicho de conservarse en sus cargos, porque es indudable que ninguno de los dos da la talla necesaria para ser presidente, uno porque su impericia en el manejo del partido, y sus vaivenes entre el poder y la oposición delatan su verdadera naturaleza, y la otra porque no aparece como una opción fiable porque desde sus harto denunciadas conspiraciones, y sus cambios permanentes de socios políticos, parece más una nena caprichosa que un político con talla de estadista.

Pero lo importante es para mí es la UCR, porque es mi partido, por el que he luchado, al que he representado alguna vez, y en él me he formado, como tantos otros militantes.

La Coherencia en materia política, es un valor agregado que, surge del mantenimiento a ultranza de una ética basada en una postura moral. La del Radicalismo no ha variado en años, puesto que entiende que la sociedad ha sido apartada de las grandes decisiones que influyeron en su desarrollo, y que debe volver a su lugar para hacerse cargo de su destino común siendo, parte de la decisión, puesto que no habrá reparación posible si el hombre no asume su responsabilidad como parte de la sociedad, una sociedad que se desarrolla en un ambiente solidario, donde el individualismo está sepultado por la realización colectiva. Es decir, no hay posibilidad de progreso, ni de crecimiento individual, si este no es parte de una tarea colectiva.

Siguiendo este pensamiento, tanto Crisólogo Larralde, como Moisés Lebhenson, los dos pensadores más grandes de la política moderna argentina, entendieron que nada era posible con la ausencia del pueblo, pero no cumpliendo el rol de comparsa del poder, sino como el eje de la política.

Arturo Illia, en uno de sus discursos, dijo que el ciudadano debía ser responsable de su destino, tal como manifestó Yrigoyen en su discurso inaugural, cuando dijo que "la patria dejaba de ser gobernada para comenzar a gobernarse", ambos pensaban claramente, que el poder sin la presencia de la ciudadanía como protagonista no servía a los intereses del conjunto.

Los partidos como el peronismo, los seudo-liberales como el PRO, o el Frente Renovador, no creen en el protagonismo social, el Peronismo tiene una idea de la dignificación social que nunca hemos compartido, y creo que no compartiremos nunca, porque en su esquema de poder el ciudadano es un receptor de las supuestas reivindicaciones, pero esta relegado a la función de receptor mudo de los beneficios, y solo aparece cuando es llamado a votar por el líder de turno, además de convertirse en una especie de rehén de las organizaciones subalternas (hace poco la presidenta de una cooperativa del programa Argentina Trabaja me dijo "si no estás dentro de una orga, no tenés nada, además tenés que ir adonde te lleven, y algunos te sacan hasta la mitad de lo que te pagan del plan"); porque en su concepción de la política la promoción social está condicionada a la sumisión que el individuo le debe a su benefactor, y que se traduce en el apoyo irrestricto a un dirigente, y la total ausencia, en un proceso de decisión donde la permanencia del dirigente depende de la capacidad movilizadora (mas colectivos llena, más alto llega). Pero las grandes decisiones se toman entre grupos de pocos dirigentes, a puertas cerradas y ante la ausencia del pueblo que dicen representar, posiblemente esto sea una deformación propia de sus características fundacionales.

El PRO es una agrupación política de superestructuras, donde el pueblo no es parte de ninguna decisión, y que esconde, tras el color y el efecto, una profundo desprecio por la realización del hombre y de su posibilidad de protagonismo social, la política educativa del PRO, que sub-ejecuta el presupuesto de educación pública, pero cumple con creces lo destinado a educación privada, demuestra a quien quiera verlo que la educación, liberadora del individuo, está en el último lugar de sus prioridades, en la medida que no esté dirigido a los sectores con los que prefiere gobernar.

 Además a pesar del discurso (a veces ignorante de situaciones y contextos), aparentemente opositor de Macri, el PRO no duda en aliarse con el FPV, y concederle espacios a la hora de cerrar los números del presupuesto de la capital, o de necesitar la aprobación de sus propuestas legislativas, mostrando un total desprecio de un comportamiento ético y moral.

De cualquier modo estas formas de pensar la política no tienen nada que ver con el pensamiento Radical, que siempre ha entendido al ciudadano como protagonista central, presente y participe de las decisiones.

Cualquiera puede decir, que igualmente y sea como sea, es necesario derrotar a este gobierno como sea y a cualquier costo, cediendo en las posturas ideológicas y gestando alianzas amplias que permitan que toda la oposición agrupada dentro de un mismo espacio, pueda presentarse a elecciones y derrotar al este gobierno.

El problema es que las alianzas, tan amplias como pretenden algunos, implican claudicaciones en lo ideológico, y por lo tanto en lo ético y moral, que desembocan en gobiernos que terminan fracasando, porque no pueden sostener exitosamente ninguna medida porque terminan por gobernar sin convicción, y lo que se hace es solo lo que se puede. Y el posibilismo en la política es el peor de los males que tenido esta república.

Los gobiernos se convierten en constructores de efectos, pero como dijo hace unos días la concejal Neculqueo de Neuquén sobre el plan expresado por Quiroga en la apertura de sesiones del HCD) "estuvo carente de programas para el desarrollo humano y no se habló en absoluto de la vulnerabilidad social que padecen muchos vecinos en la ciudad". Agregando "Si bien se va a avanzar en obra pública como la pavimentación en distintos sectores, creo que al ser humano en su carácter integral no se lo tuvo en cuenta", casualmente Quiroga es el nuevo aliado del PRO, artífice de la fractura de la UCR de Neuquén,  que parece proclive al gobierno de efecto visual, pero de cambios poco profundos, como le gusta al PRO.

Seguramente alguien con un vocabulario poco cultivado, dirá que esto no es más que una expresión de Autosatisfacción ideológica, que es la que provoco que la UCR haya retrocedido tanto entre las preferencias de la gente. Personalmente estoy convencido que no es así, que nuestro retroceso en la consideración pública tiene que ver con haber abandonado nuestras convicciones, dejando nuestro destino político en manos de una dirigencia más proclive a quedarse atornillada en un sillón, que ha desarrollar la doctrina de un partido que solo puede ser opción de poder a fuerza de practicar su doctrina.

Puedo estar equivocado, pero esto es parte me mi pensamiento, y quiere ser una explicación de por qué creo que la destrucción del UNEN y la alianza con sectores que nada tienen que ver con el Radicalismo es una opción imposible de practicar, y el extrañamiento de nuestra doctrina, a cambio de un éxito electoral poco probable, solamente nos hundirá un poco más en la ciénaga de la confusión en la que parece que, dirigentes ideológicamente poco convencidos, nos han introducido.

Sería bueno que luego del fracaso esa dirigencia, este dispuesta a aceptar el error, y retirarse de la política, definitivamente, puesto que habrán demostrado, no solo su error, sino su inoperancia y sumisión a los dictados de quienes poco interés tienen en el verdadero progreso del país. ¿No le parece Dr. Sanz?