A Raúl Fernandez de Monjardín, in memoriam
Trataba de explicar, y explicarme que es la corrupción, ¿cómo
es que podemos convertirnos en uno de los países más corruptos de la Tierra?,
porque lo somos, y no hay lugar a dudas; ¿cómo es que comenzamos a perder
conciencia del bien común, y el individualismo egoísta se apodera de nosotros?,
¿Cómo es que nos hace actuar como parte de una multitud que se comporta marchando
sobre la línea de frontera entre el bien y el mal?, comenzando por la pequeñez
de una conducta errónea, para terminar corrompiendo comercio, poder,
sindicatos, educación, universidades, bancos, y podríamos hacer una lista
larguísima de actividades caídas bajo el influjo de esa contaminación.
Siempre digo que la corrupción de los gobernantes, no es
otra cosa que la reproducción de la conducta social, cuya única diferencia con
los ciudadanos comunes, es la altura del estamento de poder donde se
encuentran, el ciudadano común ofrece una coima al policía de tránsito (que
generalmente acepta), o se conecta clandestinamente al servicio de cable, o de
luz, o de agua; el gobernante se queda con retornos de gastos, imposibles de
calcular en la cabeza de una persona racional.
¿Dónde nace esto?, es la pregunta, ¿cómo se genera
semejante caos social?, que parece haber crecido permanentemente, sin solución
de continuidad, llegando a todos los estamentos sociales, los más altos que ya
han perdido el decoro, por la ambición sin medida, los medios por tratar de
llegar o sostenerse, los más bajos empujados por la desesperación y el hambre.
¿Cómo es que nos convertimos en esta sociedad ventajera e
irresponsable?, Posiblemente si alguien lee esto pensara –yo no soy así-, y
posiblemente sea una de las tantas excepciones que confirman casi todas la
reglas.
Buscando una idea que me diera la pauta de porque nos
convertimos en una sociedad tan poco amante de la ética, y las buenas practicas
(como se dice actualmente), lei un poco de historia, y encontré como era que
los regidores de los cabildos compraban sus posiciones para escapar de
persecución virreinal, para practicar mas cómodamente el contrabando, como fue
que la sociedad organizada por los jesuitas fue destruida, porque afectaba los
intereses de los tantos marqueses y nobles que deseaban tener más tierras
feraces y esclavos, y el rey arcas llenas, encontré coma las permanentes
conspiraciones detrás de las bambalinas del poder impidieron que pudiésemos ser
un país más o menos organizado, y normal durante 200 años.
Pero buscaba algo más que datos históricos, buscaba saber
de dónde viene esta inclinación colectiva a desviar la ley y evadir todas las
responsabilidades; entonces recurrí a los discursos de mi admirado Presidente
Illia, y releí algunos fragmentos que me decían algo de lo que quería saber, en
uno de ellos, su discurso inaugural decía algo así, ”…todos somos responsables
de lo que ha pasado, todos hemos arrojado una piedra, pero los ciudadanos
tienen el privilegio de la indemnidad…”, es decir todos podemos provocar un
daño al país , pero de estas acciones colectivas podemos tener la ventaja de
salir indemnes de esto, sin pena y, obviamente sin gloria.
Entonces recordé la historia de la caja de Tiza, de mi
profesor Raúl Fernandez de Monjardín, (Hijo del fundador de la Juventud Radical),
quien en sus clases de dibujo incluía una cantidad importante de lecciones adicionales,
que en muchos de nosotros ayudo a forjar una línea de conducta cuando salimos a
pelearle a la vida.
Luego de una batalla campal de tizazos, que había terminado
con todas la municiones que la preceptora del curso había dejado a la mañana
sobre el escritorio, y habiendo marcas visibles de la contienda, en pizarrones,
guardapolvos, bancos y paredes, el
profesor a su entrada, vio el estado de campo de batalla, mirándonos de frente
nos pregunto, visiblemente molesto y sin decir ni siquiera buen dia, -¿Uds.
Saben cuanto vale una tiza?- (hoy a precio barato, no el que paga el estado,
0.31 ctvs. cada una), ante nuestra cara de sorpresa por la pregunta continuó –
vale 31 ctvs. Cada una – (recuerdo que nos pareció una insignificancia)-cada
caja vale 45 pesos, más o menos- continuó, - esta escuela tiene 3000 alumnos
repartidos en 7 grados de primaria, el ciclo superior y el secundario,
solamente el secundario tiene 20 cursos de 43 alumnos de promedio, 860 solo de
secundario, - explico – si cada uno tira 3 tizas y media por día, esto implica
que se consumen (solo en tizas desperdiciadas), 3010 tizas por día, es decir
que a 31 ctvs. cada una serian $ 933, por día solo en tizas arruinadas, pero lo
peor es que la cantidad de escuelas secundarias nacionales ( eran casi todas en
esa época)- ( no recuerdo el numero en aquel momento pero podríamos decir que
eran posiblemente unas 2000, con 20 cursos de 40 alumnos de promedio), siguió
diciendo – implican que existen un millón seiscientos mil alumnos, que podrían
desperdiciar 3.5 tizas por día a 31 ctvs., y esta cuenta da la suma de $
1.736.000 pesos que se desperdician diariamente en usar tizas como proyectiles.
Esta era una cuenta abrumadora para un grupo de
adolescentes que ya estábamos atrapados por su deducción económica, la tiza
había dejado de ser insignificante para convertirse en todo un numero dentro
del presupuesto diario, - este numero – continuo-multiplicado por 22 dias días
de clase que tiene un mes llega a $ 38.192.000,00; y en un ciclo lectivo
completo desde marzo hasta noviembre, $ 343.728.000.
Luego de esta cuenta, cerró el cálculo matemático, y dijo:
- ¿Uds. tienen idea de cuanto cuesta un hospital? – Y agregó, - ¿o una
escuela?, ¿Cuántos sueldos de docentes se podrían pagar?, ¿o de médicos?, ¿o
cuantos miles de medicamentos que podrían salvar miles de vidas de niños, O
ancianos?-, dicho así, esto era totalmente abrumador, la mayoría de nosotros
teníamos lágrimas en los ojos, porque por primera vez tomábamos dimensión real
de lo que significaba la irresponsabilidad; a muchos seguramente no le importó,
otros no volvimos a utilizar la tiza como proyectil, nunca más.
Luego de los años, tomando un café con el profesor y su
hijo, nos pusimos a conversar sobre la corrupción, y el me dijo que la historia
de la tiza, tenia que ver con una intención de hacernos reflexionar, y que
seguramente podría influir sobre nuestra conducta, -Porque si volvés a tirar
una tiza,- me dijo,- y no te importa, seguramente no te importara la corrupción
más adelante,- entendí entonces que la vida podía ser un compendio de transgresiones,
a sabiendas, que sabiendo que perjudican al resto de la sociedad, nos convierte
en personas totalmente desapegadas al interés común.-
Encontré aquí mi respuesta: el germen de la corrupción, es
esa tiza que se tira al amparo de la inocencia adolescente, cuando el hecho no
te importa, que no es otra que al piedra de Illia, que se ira al amparo de la
indemnidad colectiva; y se convertirá en corrupto aquel que no sienta pena por
la tiza o por la piedra, cuando a piedra se arroja desde lo alto, la indemnidad
se convertirá en impunidad, y la corrupción en delito.
Si a pesar de todo seguimos arrojando la piedra,
seguramente será porque no hemos entendido nada.-