viernes, 27 de noviembre de 2015

HAY UNA OPORTUNIDAD ÚNICA PARA LA CIUDADANIA, ESTEMOS A LA ALTURA


Parece mentira que alguna dirigencia, después de los 200 años de historia como Nación independiente, no haya logrado aprender nada.

Pasaron las elecciones, hay ganadores y perdedores, y después que asuma seguramente habrá más o menos dolientes, por lo que pudo haber sido; y no fue, o por lo que fue, y pudo no haber sido, habrá quienes festejen más.

En notas anteriores exprese, creo que con claridad, mi pensamiento sobre lo que creía que podía pasar en la sociedad, y en nuestro partido particularmente, en la articulación de esta alianza, opinión que sigo sosteniendo, y que modificaría si la realidad me demostrare lo contrario.

Pero tengo una cosa muy en claro, con relación a estas elecciones, como lo expresé, La sociedad no le ha dado al nuevo gobierno un cheque en blanco, lo ha condicionado sin darle una mayoría legislativa clara, lo que implica que estará obligado a gobernar negociando, permanentemente con todos los sectores políticos.

Creo que esto demuestra claramente que el ciudadano ha asumido la madurez necesaria y nos está dando una lección, poniéndonos por delante un desafío, gobernar bien, siguiendo la voluntad popular, y de cara a la sociedad, sin ocultamientos ni dobleces.

Esto indica que además, deberemos ser tolerantes entre nosotros, los ciudadanos comunes, entendiendo que no todas nuestras aspiraciones serán concretadas, sino que estaremos atados a un destino inexorablemente colectivo, que nos obligará a re-tejer los lazos solidarios que son los que nos vinculan como parte de una misma sociedad.

Es decir debemos asumir la idea que además de nuestra individualidad, debemos ceder parte de nuestra libertad y nuestros derechos, en beneficio de la libertad y los derechos de otro, y esto es lo más fabuloso de la democracia, la posibilidad de manifestar nuestra voluntad con libertad absoluta, y auto limitarnos en su ejercicio práctico, sujetándonos a la voluntad común, en beneficio del resto, convirtiéndonos en uno solo, cuando se trata del derecho a los beneficios colectivos.

No sé todavía, si la dirigencia política está a la altura de esto, pero si tengo en claro que hemos elegido, -y no importa si bien o mal-, un escenario donde el poder estará obligado a poner un oído en el pueblo, atendiendo principalmente sus interés, equilibrando su accionar de modo que la balanza se mantenga siempre equilibrada.

Lo que también debemos considerar, es que independientemente de la ideología, el pueblo habló y decidió, en paz y en democracia, que el poder debía cambiar, y lo hizo con madurez, con total tranquilidad, y el traspaso del poder debe demostrar que el país está maduro para la alternancia, sin que esto genere mayores conflictos, con excepción de los que se lamenten de tener que devolver su sillón  a un nuevo ocupante.

Tenemos la posibilidad, como sociedad de provocar, democráticamente, que a partir de ahora los sucesivos gobiernos, se comporten de forma tal, que comencemos a ser un País normal, que recuperemos el sentido de Nación que nos reúne en una común-unidad, convirtiéndonos en un país normal, donde todos respetemos la identidad del otro, sin creer que un ciudadano que piensa diferente es un enemigo potencial.

El nuevo gobierno no asume por la fuerza, sino investido del poder y la autoridad que le otorga el haber sido elegido, voluntariamente, por mayoría,  sin que mediara conflicto social alguno que condicionara la elección, excepto los aciertos o errores de los candidatos.

Por esto no entiendo que se convoquen marchas de la resistencia, la resistencia es contra los gobiernos totalitarios, que se hacen del poder ocultándose en las sombras, que sojuzgan a los ciudadanos, que privilegian a sus círculos íntimos, que niegan la justicia, que son xenófobos, tiránicos y violentos.

Pretender resistir a un gobierno que todavía no ha asumido, es como pretender meter un gol antes de comenzar el partido, una verdadera estupidez; y un desperdicio de energía que debiera estar puesta en otro lugar, cuando un dirigente, social o político, se manifiesta debe pensar cuales son las circunstancias sociales del momento, y cuál es el camino que elige el gobierno en el poder, y sobre todo evitar expresarse con odio, porque si hay algo que debe evitarse es causar una división que implique la ruptura de los lazos de unidad de la sociedad.

Las voces del odio se tornan hoy ridículas, anacrónicas y disonantes, y demuestran no estar a la altura de aquello que la sociedad pretende de sus dirigentes.

Tenemos como ciudadanos una posibilidad única, construir un nuevo país a partir de la ética social, un país donde la igualdad sea posible, donde la distribución sea real, donde los beneficios de la constitución sean realmente para nosotros y la posteridad, donde podamos consagrar la alternancia en todos los escalones del poder evite que alguien crea que puede eternizarse en un cargo, y darle a espalda al pueblo.

Tenemos la posibilidad de ser, por primera vez en mucho tiempo, verdaderamente artífices del destino común, está solo en nosotros, se puede hacer, se debe hacer.