miércoles, 7 de noviembre de 2018

Es momento de consensuar y acordar un pacto para cerrar la grieta


No deja de pasar un día sin preguntarme ¿hacia dónde vamos?, pregunto, y me pregunto ¿qué clase de país queremos ser?, y pareciera que la realidad no deja entrever una respuesta, resuenan en la mente las palabras de Arturo Illia, “Todos somos responsables de haber arrojado una piedra”, y vuelvo a lo mismo, ¿porque no logramos delinear un futuro? no solo para nuestros hijos, sin para nosotros.

El rencor en la sociedad parece no terminar nunca, la tan renombrada, y maldita, grieta de la sociedad ya es tan grande, que parece que puede no tener fin, no podemos tener ninguna clase de dialogo que no termine en una acusación descalificadora hacia la postura del otro, después de toda la sangre derramada en nuestro país desde el fondo de nuestra historia, parecemos condenados a repetirla sin solucion de continuidad.

La corrupción de los que estuvieron antes, se justifica con la corrupción de los de ahora, y mientras tanto el 30% de pobres que históricamente tenemos, no cambia, nada parece poder cambiar.

Nosotros hemos caminado casi toda la historia argentina, de los últimos 20 años, y solo hemos visto desencuentros constantes, ya pareciera que nada nos puede unir, si pido que cese la corrupción soy un Macrista Neoliberal, si pido más justicia social soy un kirchnerista corrompido, y para unos y otros estoy condenado a arder en el infierno.

Si creo que es necesaria una ley que despenalice el aborto, pero no quiero aborto gratuito indiscriminado, me condenan los partidarios del aborto por elitista, y la legión de los supuestamente pro-vida me condena y me amenaza con vaya a saber qué clase de males y maldiciones que caerán vaya a saber de dónde.

Pero de la discusión no surge nada que sirva para generar un nuevo dialogo social, todos hablan del dialogo, pero el problema de generar acuerdos sociales a futuro es que la discusión se empantana en un punto crucial, ¿Quién conduce?, quien queda en la historia como el fundador de una nueva argentina?, ¿quien encabeza el pacto nacional que dará a luz una nueva república? Y esto nos condena a seguir sufriendo como sociedad el mismo problema de falta de representatividad de la política.

Adolfo Suarez cuando llamo a sellar los acuerdos de la Moncloa, tenía algo en claro, España salía del periodo más oscuro de su historia, las heridas de la sociedad eran tales, que parecía imposible cerrarlas, sumado al aislacionismo Franquista, que los había aislado casi del resto del mundo.

A Adolfo Suarez no le importo de que partido salían las propuestas, sino que era el momento de ser lo suficientemente abierto para generar una forma de convivencia que evitaría que la violencia política y social se desatara sin control luego de la desaparición de franco, lo curioso fue que esto lo promovía quien venía de la, histórica y fanática, derecha falangista.

Los firmantes Adolfo Suárez en nombre del gobierno, Leopoldo Calvo-Sotelo (por UCD), Felipe González (por el Partido Socialista Obrero Español), Santiago Carrillo (por el Partido Comunista de España), Enrique Tierno Galván (por el Partido Socialista Popular), Josep Maria Triginer (por la Federación Catalana del PSOE), Joan Reventós (por Convergencia Socialista de Cataluña), Juan Ajuriaguerra (por el Partido Nacionalista Vasco) y Miquel Roca (por Convergència i Unió), entraron en la Historia Española por la puerta grande.

En este acuerdo todas las libertades conculcadas por el franquismo fueron puestas en funcionamiento, las empresas debieron abandonar sus conductas corporativas, propias del fascismo franquista, y finalmente ante la amplitud del acuerdo el espectro sindical la UGT y la CC.OO, los tradicionales sindicatos de Izquierda española,  firmaron el acuerdo sometiéndose a la decisión de la mayoría.

De este acuerdo del que tanto se habla y se pontifica, nació la nueva España democrática, las comunidades, con sus estatutos autónomos, y la constitución española, tras este acuerdo la posibilidad del triunfo de un levantamiento militar exitoso fue sepultada por toda la clase política.

El contexto de España, aislada del resto de su continente, atrasada cultural, social y políticamente, estaba además inmersa en una crisis económica sin precedentes hasta ese momento, lo que profundizaba los problemas sociales y políticos, esta crisis que despertó la necesidad de estabilizar el país ante el desafío de la democratización, y de la integración con el resto de Europa, imponía una forma de entendimiento de la sociedad para avanzar hacia un nuevo estado.

¿Pero de que se trataba el pacto?; se trataba de estabilizar política y económicamente dentro del marco democrático del nuevo estado español, mediante un serie de acuerdos en los que el Partido gobernante (UCD), y los partidos de la oposición, principalmente el Partido socialista obrero, el nacionalista Vasco, el Ezquerra Catalán, el partido comunista español, la derechista Alianza Popular, representados en el parlamento se comprometían a apoyar y acompañar medidas que permitieran contener la creciente inflación, establecer nuevas reglas económicas, y dar forma a una nueva organización política y jurídica.

Se sentaron aquí las bases de un nuevo país.

Es obligatorio en este punto adentrarnos en la letra del pacto y hacer algunas similitudes y diferencias, entre el contexto nacional español y el nuestro, y podremos ver que muchas de las cuestiones contenidas en el pacto no serían tan difíciles de formular en nuestro país.

La constitución de las cortes después de las elecciones de 1977 no le otorgaba una mayoría clara al gobierno, y tampoco el senado, conformándose de forma tal que, de no asumirse la necesidad de realizar acuerdos podría haber inmovilizado al gobierno ya hacer fracasar el intento de reformar el gobierno, luego de las elecciones, y aquí cabe aclarar que al aprobarse la reforma que permitió el llamado a elecciones, el franquismo había firmado su acta de defunción como partido gobernante; quedando las cortes constituidas del modo siguiente.-



Fuente: http://www.vespito.net/historia/transi/resulft.html

EL partido gobernante queda claramente como primera minoría con 166 escaños, sumados a 16 de AP, que no siempre sería un aliado, la oposición suma en total 168, no había quorum propio, ni mayoría posible con este panorama político.

En la Argentina hoy con el resultado de las últimas elecciones nuestro congreso se ha conformado de un modo parecido, donde el oficialismo no tiene ventajas aparentes, debe negociar para conseguir quorum, y conceder para conseguir aprobación de las leyes importantes.

Con lo cual podemos afirmar que existe una similitud muy grande en cuanto a la composición de la Legislatura de la Nación.



Fuente: www.iprofesional.com/politica/257603-provincia-de-buenos-aires-cristina-kirchner-diputados-Como-pasara-a-ser-la-nueva-conformacion-del-Congreso-desde-diciembre


Lo que si constituye una diferencia importante y que en la balanza está a nuestro favor, España debía sancionar una Constitución, con todo lo que significa esto en materia de institucionalidad, debido a que la herencia del franquismo había dejado una asociación muy fuerte entre el falangismo y el gobierno, al punto que no existía uno si el otro, puesto que dentro de la lógica corporativa era fundamental para sostener el andamiaje político de la dictadura.

En nuestro caso la posibilidad de caer en totalitarismos, es hoy casi imposible, y tenemos una constitución que, si bien no es la mejor, consagra a existencia de todas las instituciones democráticas, y los derechos políticos y sociales, asi como las garantías necesarias para el cumplimiento de la Constitución y el aseguramiento de los derechos de los ciudadanos. Lo que hace innecesario en nuestro caso, asegurar los derechos de libertad de reunión, prensa, opinión, etc., que ya están consagrados en nuestra constitución.

En cuanto al contexto económico social, España se enfrentaba al proceso inflacionario más alto de su historia, 44% anual, que era un problema urgente a resolver porque la necesidad de integrarse al mercado común, (la tasa de inflación de la OCDE era del 10%) implicaba poner a la economía en condiciones competitividad con el resto de Europa, que aún no había unificado su moneda, aunque ya se planificada la integración monetaria.

Nuestra Inflación, que no es la más alta de nuestra historia ha llegado al 47% para este año, lo cual nos pone en una situación de similitud, y nos enfrentamos al desafío de completar la integración en el MERCOSUR (hoy en peligro), y con otros países con los deberemos establecer asociaciones económicas estratégicas y de reciprocidad que nos permitas salir y avanzar hacia un mejor destino.

La situación económica española era la siguiente:

El 66% de la energía española era importada, la crisis del petróleo del 73 no fue tomada en cuenta por el gobierno de Franco, que hizo caso omiso al incremento del barril que paso de U$S 1,63 a U$S 14.

Las exportaciones son sensiblemente menores que las exportaciones, y en su intercambio comercial pierde U$S 100.000.000 diarios de sus reservas internacionales, debido a que las importaciones son un 10% más altas que sus exportaciones.

En los últimos 5 años del franquismo la deuda externa alcanza la suma de U$S 14.000.000.000, lo que representaba el triple de las reservas de oro y divisas del Banco de España, el equivalente a nuestro Banco Central.

El endeudamiento de las empresas alcanza niveles extraordinarios, y comienza un proceso de crecimiento del desempleo que alcanzaba a 900.000 personas, de las que solo 300.000 recibían subsidios de desempleo, y que llego en 1998 a 2.000.000 de españoles, el 5 % de su población en ese año.

Haciendo una extrapolación, si trasladamos estos valores a la actualidad nuestra situación económica es parecida en términos proporcionales, con el agravante que nuestra deuda externa es mucho más alta que la española; y tenemos los mismos problemas en términos de desempleo y comercio exterior, o aún peores.

Sin embargo a diferencia de España, hoy tenemos autoabastecimiento energético, y saldos de producción exportables, como el caso del gas que hoy se exporta a Chile.

El Pacto de La Moncloa, estableció las bases del crecimiento futuro de España, salir del oscurantismo franquista para integrarse y relacionarse con el mundo, y establecer un régimen constitucional democrático, consagrando las libertades civiles que no existían, y garantizando los derechos de los ciudadanos, mirando hacia el futuro, pero lo importante fuera de las diferencias y similitudes, era lo que se acordaba, y lo que los distintos sectores, políticos y sindicales aceptaron.

Las medidas adoptadas por todo el arco político fueron

1.       Establecer una política monetaria que frene la emisión de la masa circulante

2.       La fijación de un tipo de cambio realista que contribuyera a reducir la deuda externa, generando mayores exportaciones

3.       En materia presupuestaria se acorto la reducción del déficit fiscal

4.       Se estableció un mecanismo de flexibilización laboral que permitió la contratación temporal, fomentando el empleo de jóvenes que no podían acceder a nuevos puestos de trabajo

5.       Se estableció un mecanismo de flexibilización laboral que facilito el mecanismo de despido, pero que también estableció un límite porcentual a estos.

6.       Se amplió el espectro del subsidio por desempleo, para compensar los efectos de la flexibilización.

7.       Se estableció un mecanismo de incremento de salarios basados en la inflación prevista y no en la inflación pasada, el límite establecido para 1978 se fijó en el 22%, de alguna forma se acordó que los trabajadores no mejoraría su nivel de ingresos por el período 1978.

8.       Se promovió una reforma fiscal que aplico la progresividad en el impuesto a las rentas, mejorando la efectividad del control tributario, intentando lograr que no hubiese evasión fiscal, meta que durante el gobierno de Felipe Gonzalez se logró con amplitud.

9.       Se acordó controlar eficientemente la solvencia de la estructura bancaria y la liquidez de los bancos.

10.    Se desarrolló una política transitoria de control de precios, que evitara que en 1978 se incrementaran más del 22% previsto, se creó una estructura de control de precios con la participación de todos los involucrados, consumidores, empresarios, y gobierno

11.    Se acordó democratizar y mejorar el sistema educativo, acordándose aumentar el acceso a la educación gratuita, cuestión que sería fundamental en el desarrollo futuro de España.

12.    Se acordó el desarrollo de la economía cooperativa para favorecer el desarrollo de la agricultura, fundamentalmente de los pequeños productores, regulándose el funcionamiento de las cajas de crédito rurales, orientándolas a promover el desarrollo

13.    Se reformo el sistema de pensiones y jubilaciones, y el acceso a la salud de todos los españoles.

El resumen anterior no deja de mostrar que lo que se acordó en materia económica fue difícil en general, pero que al final del camino la situación económico social podía estabilizarse y poner el puntapié inicial al proceso de crecimiento, que dio finalmente una importante estabilidad económica.

Ahora si vemos las medidas que se tomaron a la luz de lo acordado en los pactos, no son ni más ni menos, que aquellas cosas que sabemos que deben hacerse en un país para lograr un esquema de desarrollo sostenible en el tiempo, con la ventajas comparativas que tiene nuestro país, en tanto que los derechos políticos están garantizados por la constitución, que no tenemos que construir un país desde el piso, ni salir del oscurantismo medioeval de la dictadura, sino que debemos establecer las bases para el crecimiento sostenido de nuestro país,  haciendo caso omiso de las ambiciones y aspiraciones políticas de los diferentes sectores, no podemos establecer un mecanismo de dialogo que nos permita avanzar en este sentido.

¿Cuál es el problema que nos impide sentarnos a conversar sobre el futuro?

A veces pienso que se trata de un problema de estelaridad de los protagonistas, de sostener los privilegios obtenidos de una clase que, lejos de asumir su deber patriótico, para con la población, solo aspira a ser único protagonista sin comprender que los intereses del país están por encima de los propios, que se constituyeron en una clase privilegiada que se ha convertido en una especie de falsa aristocracia que funciona a espaldas del pueblo.

El país necesita normalizarse y despegar, terminar con los privilegios y establecer bases que permitan construir un futuro común, y eso será imposible mientras que tengamos una dirigencia política, social, sindical y religiosa corrompida por el ejercicio permanente del poder, que creer que tiene el derecho de actuar omnipotente frene a la indefensión de la ciudadanía.

Debemos tener en claro que para llegar al establecimiento de un acuerdo general, se necesita, el compromiso de la ciudadanía, y la claridad de la dirigencia consecuente con la necesidad que tenemos los argentinos de salir de la postración en la que hemos caído.

La situación de nuestro país, amerita que nos sentemos a establecer acuerdos, y que estos acuerdos sean amplios y generosos, que se establezcan políticas socio económicas que nos permiten mejorar y avanzar, sobre todo ahora que tenemos claras condiciones y necesidad de hacerlo, solo asi se cerrará la maldita grieta que nos divide y nos enfrenta.

jueves, 15 de febrero de 2018

Política y Salud; va siendo hora de comenzar a discutir


Es indudable que en cualquier estado moderno la política de salud es, y debe ser uno de los acápites importantes de cualquier plan de gobierno, y debe ser por definición del concepto de república una sola e igual para toda la población, sin distinción de estratos sociales, en el marco de un sistema solidario e integrador.
En el contexto actual, y ya desde hace muchos años el sistema de salud argentino ha dejado de ser un sistema que contenga todas las características anteriores, debido a una serie de continuas deformaciones que terminaron por desdibujarlo como sistema y convertirlo en una caótica forma de prestaciones más o menos eficientes dependiendo de la capacidad económica del prestador o del beneficiario.
Esto ha provocado que tengamos una salud de primera, segunda, tercera, o cuantas categorías se nos ocurran, dependiendo que tan económicamente poderosa sea la obra social o prepaga a la que aporte el beneficiario.
En el último escalón de las prestaciones quedan, por supuesto aquellos que por su grado de desprotección deben acceder a las prestaciones de menor nivel, casi siempre a cargo del estado.
El sistema que se adoptó en nuestro país, ha girado peligrosamente hacia la mercantilización de la medicina, y a la corporativización, provocando todo tipo de desigualdades posibles en materia de prestaciones, y muchas veces lo que diferencia una prestación de “alto nivel”, es solamente una diferencia en la hotelería de los establecimientos, o un mejor marketing profesional, y no necesariamente un mejor servicio.
En los estados que mejor han sabido ordenar y administrar correctamente las políticas de salud, muchos partiendo del sistema Beveridge, mostrado y defendido como uno de los logros más importantes del estado Inglés, modificándolo y generando estructuras aún más eficientes e integradoras en el ámbito de la Salud Pública, como los países Nórdicos, Euskadi y Navarra.
En Euskadi en Particular pude ver funcionando el Osakidetza (Servicio Nacional de Salud de Euskadi), que se encuentra hoy dentro de los seis mejores servicios de salud europeos, cuyas característica es principalmente el trato igualitario en materia de Salud, y en conversaciones con algunos Ciudadanos Euskeras, se percibe como un sistemas altamente eficiente, y prestigioso, cuyos servicios son excelencia, en un nivel superior al de la medicina privada.
En nuestro país, en los comienzos se adoptó este sistema, con una diferencia fundamental, el estado dictatorial de Onganía concedió a los sindicatos, manejados por Vandor, el manejo de las Obras Sociales, dividiendo el sistema, en tantas obras sociales como gremios hay, y luego en los 90, otro estado liberal secundado por la estructura sindical, habilitó la participación, desregulación mediante, del sector privado en el sistema nacional.
Esto derivó en odiosas diferenciaciones de nivel prestacional, creándose un sistema que permitió que hubiese medicina para pobres, en dudosas condiciones, y medicina para ricos, que, a la luz de las últimas noticias, también es en dudosas condiciones.
Lo que si queda claro es que el nivel profesional y científico del hospital público en general, es el más alto de todo el sistema de salud, y que fundamentalmente las cuestiones sanitarias más complejas se resuelven dentro del sector público.
Es de público conocimiento que las obras sociales sindicales, han servido como fuente de financiación de campañas políticas, o han contribuido a incrementar el poder económico de muchos dirigentes, desviando fondos, que deberían haber sido utilizados exclusivamente en la cobertura de salud de sus afiliados, lo que ha estrangulado económica y financieramente al sistema, sumado a la sobrefacturación que se ha detectado que existe en muchos casos, hasta el punto que existen organizaciones privadas que ofrecen sus servicios de facturación, incluso a hospitales públicos, a cambio de una comisión porcentual por incrementar los valores facturados a las Obras Sociales.
Si a esto sumamos que en este esquema de multiplicidad de instituciones, dentro de la estructura de costos de las obras sociales, el gasto administrativo es alarmante con relación a la inversión en prestaciones destinadas a sus afiliados, lo que lo convierte en un esquema realmente explosivo que ha sumido en un desastre financiero a la mayoría de las obras sociales, hasta el punto que, con excepción de aquellas que por volumen de afiliación, son económicamente poderosas, muchas obras sociales de menor envergadura no cubren con las obligaciones económicas asumidas con sus prestadores, cayendo en niveles de atraso de pago, inviables en cualquier economía.
A esto debemos sumar la voracidad económica de muchos establecimientos y organizaciones privadas, cuya única finalidad es la de obtener grandes ganancias, aún a costa de disminuir la calidad de las prestaciones a los pacientes.
Este sistema se ha convertido en un mecanismo perverso, que tiene aprisionado en el medio toda una masa de ciudadanos que necesita soluciones de salud, a las que no puede alcanzar, por sus propios medios.
Cuando Beveridge, en su informe afirmaba que a partir de un aporte, semanal en el caso inglés, podía solventarse un servicio de salud que abarcara igualitariamente a toda la población inglesa, brindando una atención igualitaria, poniendo al estado en la posición de organizador y administrador, en ningún momento pensó en un sistema tan descabellado como el argentino, sino en sistema organizado racionalmente, donde el estado asumiera su rol protector de la salud de sus ciudadanos.
Ahora creo que nuestro sistema de salud, parece herido de muerte, y no hay en el horizonte una luz que indique que este túnel tiene una salida, por lo menos visible. 
Es por esto que es necesario que se reorganice todo el sistema y se elimine gradualmente el actual, integrando obras sociales, débiles en términos económico, con aquellas de mayor solvencia, y gradualmente absorbiendo todas dentro de un sistema nacional, terminando por federalizar el sistema, creando una estructura que parta desde la atención primaria de salud, hasta la mayor complejidad creando un paraguas bajo el cual se cobije a toda la población.-
En la escala de atención desde el 1er nivel hasta alta complejidad, el sistema debe integrar en el primer y segundo nivel a la salud pública municipal, es decir, los centros de atención primaria, y los hospitales locales, que deben ser municipales, que constituyen una estructura más eficiente y de respuesta rápida, la estructura provincial administrando los centros regionales y de alta complejidad, y los nacionales, funcionando como centros de investigación, especializados.
En mi opinión inexperta, esta es la única forma en la que puede ser posible tener un sistema de salud no solo financiera y económicamente bien administrado, sino que permitiría que mejorar sensiblemente los centros hospitalarios, permitiendo crear servicios de excelencia, dentro de la organización pública.
¿Qué pasa entonces con el sector privado?, pues bien deberá existir la posibilidad de optar entre el sector privado y el sistema público, teniendo siempre en cuenta que el sector privado, no puede ser subsidiado por el estado, y que sus asociados deben contribuir solidariamente con el sistema oficial, con una parte de su aporte.
El problema de establecer un sistema nacional integrado es el de siempre en nuestro país, como se administra, en este caso debe crearse un fondo de reserva destinado a la inversión en salud, administrado por un concejo ajeno a las necesidad del equilibrio fiscal del estado, que invierta inteligentemente permitiendo capitalizar las inversiones ampliando su capacidad financiera.
Las permanentes deformaciones del sistema de salud, provocadas a través del tiempo, en tratando de mercantilizar el sistema, o proponiendo soluciones antojadizas, que lejos de contribuir a la integración y solucion de los problemas de salud de la población, para lo único que ha servido es para generar empresarios inescrupulosos, dirigentes afortunados, y administraciones corruptas.
Creo sinceramente que va siendo hora de comenzar a discutir la salud pública, seriamente, y de diseñar un sistema que realmente ponga al ciudadano en el centro, como beneficiario y supervisor de la ejecución de las políticas públicas, dejando atrás un paradigma que desde su inicio estuvo muy lejos de ser una solución eficiente de los problemas de todos los argentinos.