No deja de pasar un día sin
preguntarme ¿hacia dónde vamos?, pregunto, y me pregunto ¿qué clase de país
queremos ser?, y pareciera que la realidad no deja entrever una respuesta,
resuenan en la mente las palabras de Arturo Illia, “Todos somos responsables de
haber arrojado una piedra”, y vuelvo a lo mismo, ¿porque no logramos delinear
un futuro? no solo para nuestros hijos, sin para nosotros.
El rencor en la sociedad parece
no terminar nunca, la tan renombrada, y maldita, grieta de la sociedad ya es
tan grande, que parece que puede no tener fin, no podemos tener ninguna clase
de dialogo que no termine en una acusación descalificadora hacia la postura del
otro, después de toda la sangre derramada en nuestro país desde el fondo de
nuestra historia, parecemos condenados a repetirla sin solucion de continuidad.
La corrupción de los que
estuvieron antes, se justifica con la corrupción de los de ahora, y mientras
tanto el 30% de pobres que históricamente tenemos, no cambia, nada parece poder
cambiar.
Nosotros hemos caminado casi toda
la historia argentina, de los últimos 20 años, y solo hemos visto desencuentros
constantes, ya pareciera que nada nos puede unir, si pido que cese la
corrupción soy un Macrista Neoliberal, si pido más justicia social soy un
kirchnerista corrompido, y para unos y otros estoy condenado a arder en el
infierno.
Si creo que es necesaria una ley
que despenalice el aborto, pero no quiero aborto gratuito indiscriminado, me
condenan los partidarios del aborto por elitista, y la legión de los
supuestamente pro-vida me condena y me amenaza con vaya a saber qué clase de
males y maldiciones que caerán vaya a saber de dónde.
Pero de la discusión no surge
nada que sirva para generar un nuevo dialogo social, todos hablan del dialogo,
pero el problema de generar acuerdos sociales a futuro es que la discusión se
empantana en un punto crucial, ¿Quién conduce?, quien queda en la historia como
el fundador de una nueva argentina?, ¿quien encabeza el pacto nacional que dará
a luz una nueva república? Y esto nos condena a seguir sufriendo como sociedad
el mismo problema de falta de representatividad de la política.
Adolfo Suarez cuando llamo a
sellar los acuerdos de la Moncloa, tenía algo en claro, España salía del
periodo más oscuro de su historia, las heridas de la sociedad eran tales, que
parecía imposible cerrarlas, sumado al aislacionismo Franquista, que los había
aislado casi del resto del mundo.
A Adolfo Suarez no le importo de
que partido salían las propuestas, sino que era el momento de ser lo
suficientemente abierto para generar una forma de convivencia que evitaría que
la violencia política y social se desatara sin control luego de la desaparición
de franco, lo curioso fue que esto lo promovía quien venía de la, histórica y fanática,
derecha falangista.
Los firmantes Adolfo Suárez en
nombre del gobierno, Leopoldo Calvo-Sotelo (por UCD), Felipe González (por el
Partido Socialista Obrero Español), Santiago Carrillo (por el Partido Comunista
de España), Enrique Tierno Galván (por el Partido Socialista Popular), Josep
Maria Triginer (por la Federación Catalana del PSOE), Joan Reventós (por
Convergencia Socialista de Cataluña), Juan Ajuriaguerra (por el Partido
Nacionalista Vasco) y Miquel Roca (por Convergència i Unió), entraron en la
Historia Española por la puerta grande.
En este acuerdo todas las
libertades conculcadas por el franquismo fueron puestas en funcionamiento, las
empresas debieron abandonar sus conductas corporativas, propias del fascismo
franquista, y finalmente ante la amplitud del acuerdo el espectro sindical la
UGT y la CC.OO, los tradicionales sindicatos de Izquierda española, firmaron el acuerdo sometiéndose a la
decisión de la mayoría.
De este acuerdo del que tanto se
habla y se pontifica, nació la nueva España democrática, las comunidades, con
sus estatutos autónomos, y la constitución española, tras este acuerdo la
posibilidad del triunfo de un levantamiento militar exitoso fue sepultada por
toda la clase política.
El contexto de España, aislada
del resto de su continente, atrasada cultural, social y políticamente, estaba
además inmersa en una crisis económica sin precedentes hasta ese momento, lo
que profundizaba los problemas sociales y políticos, esta crisis que despertó
la necesidad de estabilizar el país ante el desafío de la democratización, y de
la integración con el resto de Europa, imponía una forma de entendimiento de la
sociedad para avanzar hacia un nuevo estado.
¿Pero de que se trataba el
pacto?; se trataba de estabilizar política y económicamente dentro del marco
democrático del nuevo estado español, mediante un serie de acuerdos en los que
el Partido gobernante (UCD), y los partidos de la oposición, principalmente el
Partido socialista obrero, el nacionalista Vasco, el Ezquerra Catalán, el
partido comunista español, la derechista Alianza Popular, representados en el
parlamento se comprometían a apoyar y acompañar medidas que permitieran
contener la creciente inflación, establecer nuevas reglas económicas, y dar
forma a una nueva organización política y jurídica.
Se sentaron aquí las bases de un
nuevo país.
Es obligatorio en este punto
adentrarnos en la letra del pacto y hacer algunas similitudes y diferencias, entre
el contexto nacional español y el nuestro, y podremos ver que muchas de las
cuestiones contenidas en el pacto no serían tan difíciles de formular en
nuestro país.
La constitución de las cortes
después de las elecciones de 1977 no le otorgaba una mayoría clara al gobierno,
y tampoco el senado, conformándose de forma tal que, de no asumirse la
necesidad de realizar acuerdos podría haber inmovilizado al gobierno ya hacer
fracasar el intento de reformar el gobierno, luego de las elecciones, y aquí
cabe aclarar que al aprobarse la reforma que permitió el llamado a elecciones,
el franquismo había firmado su acta de defunción como partido gobernante;
quedando las cortes constituidas del modo siguiente.-
Fuente: http://www.vespito.net/historia/transi/resulft.html
EL partido gobernante queda
claramente como primera minoría con 166 escaños, sumados a 16 de AP, que no
siempre sería un aliado, la oposición suma en total 168, no había quorum
propio, ni mayoría posible con este panorama político.
En la Argentina hoy con el
resultado de las últimas elecciones nuestro congreso se ha conformado de un
modo parecido, donde el oficialismo no tiene ventajas aparentes, debe negociar
para conseguir quorum, y conceder para conseguir aprobación de las leyes
importantes.
Con lo cual podemos afirmar que
existe una similitud muy grande en cuanto a la composición de la Legislatura de
la Nación.
Fuente:
www.iprofesional.com/politica/257603-provincia-de-buenos-aires-cristina-kirchner-diputados-Como-pasara-a-ser-la-nueva-conformacion-del-Congreso-desde-diciembre
Lo que si constituye una
diferencia importante y que en la balanza está a nuestro favor, España debía
sancionar una Constitución, con todo lo que significa esto en materia de
institucionalidad, debido a que la herencia del franquismo había dejado una
asociación muy fuerte entre el falangismo y el gobierno, al punto que no
existía uno si el otro, puesto que dentro de la lógica corporativa era
fundamental para sostener el andamiaje político de la dictadura.
En nuestro caso la posibilidad de
caer en totalitarismos, es hoy casi imposible, y tenemos una constitución que,
si bien no es la mejor, consagra a existencia de todas las instituciones
democráticas, y los derechos políticos y sociales, asi como las garantías
necesarias para el cumplimiento de la Constitución y el aseguramiento de los
derechos de los ciudadanos. Lo que hace innecesario en nuestro caso, asegurar
los derechos de libertad de reunión, prensa, opinión, etc., que ya están
consagrados en nuestra constitución.
En cuanto al contexto económico
social, España se enfrentaba al proceso inflacionario más alto de su historia, 44%
anual, que era un problema urgente a resolver porque la necesidad de integrarse
al mercado común, (la tasa de inflación de la OCDE era del 10%) implicaba poner
a la economía en condiciones competitividad con el resto de Europa, que aún no
había unificado su moneda, aunque ya se planificada la integración monetaria.
Nuestra Inflación, que no es la más
alta de nuestra historia ha llegado al 47% para este año, lo cual nos pone en
una situación de similitud, y nos enfrentamos al desafío de completar la
integración en el MERCOSUR (hoy en peligro), y con otros países con los
deberemos establecer asociaciones económicas estratégicas y de reciprocidad que
nos permitas salir y avanzar hacia un mejor destino.
La situación económica española
era la siguiente:
El 66% de la energía española era
importada, la crisis del petróleo del 73 no fue tomada en cuenta por el
gobierno de Franco, que hizo caso omiso al incremento del barril que paso de
U$S 1,63 a U$S 14.
Las exportaciones son
sensiblemente menores que las exportaciones, y en su intercambio comercial
pierde U$S 100.000.000 diarios de sus reservas internacionales, debido a que
las importaciones son un 10% más altas que sus exportaciones.
En los últimos 5 años del
franquismo la deuda externa alcanza la suma de U$S 14.000.000.000, lo que
representaba el triple de las reservas de oro y divisas del Banco de España, el
equivalente a nuestro Banco Central.
El endeudamiento de las empresas
alcanza niveles extraordinarios, y comienza un proceso de crecimiento del
desempleo que alcanzaba a 900.000 personas, de las que solo 300.000 recibían
subsidios de desempleo, y que llego en 1998 a 2.000.000 de españoles, el 5 % de
su población en ese año.
Haciendo una extrapolación, si
trasladamos estos valores a la actualidad nuestra situación económica es
parecida en términos proporcionales, con el agravante que nuestra deuda externa
es mucho más alta que la española; y tenemos los mismos problemas en términos de
desempleo y comercio exterior, o aún peores.
Sin embargo a diferencia de
España, hoy tenemos autoabastecimiento energético, y saldos de producción exportables,
como el caso del gas que hoy se exporta a Chile.
El Pacto de La Moncloa,
estableció las bases del crecimiento futuro de España, salir del oscurantismo
franquista para integrarse y relacionarse con el mundo, y establecer un régimen
constitucional democrático, consagrando las libertades civiles que no existían,
y garantizando los derechos de los ciudadanos, mirando hacia el futuro, pero lo
importante fuera de las diferencias y similitudes, era lo que se acordaba, y lo
que los distintos sectores, políticos y sindicales aceptaron.
Las medidas adoptadas por todo el
arco político fueron
1. Establecer
una política monetaria que frene la emisión de la masa circulante
2. La
fijación de un tipo de cambio realista que contribuyera a reducir la deuda
externa, generando mayores exportaciones
3. En
materia presupuestaria se acorto la reducción del déficit fiscal
4. Se
estableció un mecanismo de flexibilización laboral que permitió la contratación
temporal, fomentando el empleo de jóvenes que no podían acceder a nuevos puestos
de trabajo
5. Se
estableció un mecanismo de flexibilización laboral que facilito el mecanismo de
despido, pero que también estableció un límite porcentual a estos.
6. Se
amplió el espectro del subsidio por desempleo, para compensar los efectos de la
flexibilización.
7. Se
estableció un mecanismo de incremento de salarios basados en la inflación prevista
y no en la inflación pasada, el límite establecido para 1978 se fijó en el 22%,
de alguna forma se acordó que los trabajadores no mejoraría su nivel de ingresos
por el período 1978.
8. Se
promovió una reforma fiscal que aplico la progresividad en el impuesto a las
rentas, mejorando la efectividad del control tributario, intentando lograr que
no hubiese evasión fiscal, meta que durante el gobierno de Felipe Gonzalez se logró
con amplitud.
9. Se
acordó controlar eficientemente la solvencia de la estructura bancaria y la
liquidez de los bancos.
10. Se
desarrolló una política transitoria de control de precios, que evitara que en
1978 se incrementaran más del 22% previsto, se creó una estructura de control
de precios con la participación de todos los involucrados, consumidores,
empresarios, y gobierno
11. Se
acordó democratizar y mejorar el sistema educativo, acordándose aumentar el
acceso a la educación gratuita, cuestión que sería fundamental en el desarrollo
futuro de España.
12. Se
acordó el desarrollo de la economía cooperativa para favorecer el desarrollo de
la agricultura, fundamentalmente de los pequeños productores, regulándose el
funcionamiento de las cajas de crédito rurales, orientándolas a promover el
desarrollo
13. Se
reformo el sistema de pensiones y jubilaciones, y el acceso a la salud de todos
los españoles.
El
resumen anterior no deja de mostrar que lo que se acordó en materia económica
fue difícil en general, pero que al final del camino la situación económico social
podía estabilizarse y poner el puntapié inicial al proceso de crecimiento, que
dio finalmente una importante estabilidad económica.
Ahora
si vemos las medidas que se tomaron a la luz de lo acordado en los pactos, no
son ni más ni menos, que aquellas cosas que sabemos que deben hacerse en un
país para lograr un esquema de desarrollo sostenible en el tiempo, con la
ventajas comparativas que tiene nuestro país, en tanto que los derechos políticos
están garantizados por la constitución, que no tenemos que construir un país desde
el piso, ni salir del oscurantismo medioeval de la dictadura, sino que debemos
establecer las bases para el crecimiento sostenido de nuestro país, haciendo caso omiso de las ambiciones y
aspiraciones políticas de los diferentes sectores, no podemos establecer un
mecanismo de dialogo que nos permita avanzar en este sentido.
¿Cuál
es el problema que nos impide sentarnos a conversar sobre el futuro?
A
veces pienso que se trata de un problema de estelaridad de los protagonistas,
de sostener los privilegios obtenidos de una clase que, lejos de asumir su
deber patriótico, para con la población, solo aspira a ser único protagonista sin
comprender que los intereses del país están por encima de los propios, que se
constituyeron en una clase privilegiada que se ha convertido en una especie de
falsa aristocracia que funciona a espaldas del pueblo.
El
país necesita normalizarse y despegar, terminar con los privilegios y
establecer bases que permitan construir un futuro común, y eso será imposible
mientras que tengamos una dirigencia política, social, sindical y religiosa
corrompida por el ejercicio permanente del poder, que creer que tiene el
derecho de actuar omnipotente frene a la indefensión de la ciudadanía.
Debemos
tener en claro que para llegar al establecimiento de un acuerdo general, se
necesita, el compromiso de la ciudadanía, y la claridad de la dirigencia
consecuente con la necesidad que tenemos los argentinos de salir de la postración
en la que hemos caído.
La
situación de nuestro país, amerita que nos sentemos a establecer acuerdos, y
que estos acuerdos sean amplios y generosos, que se establezcan políticas socio
económicas que nos permiten mejorar y avanzar, sobre todo ahora que tenemos
claras condiciones y necesidad de hacerlo, solo asi se cerrará la maldita
grieta que nos divide y nos enfrenta.