martes, 26 de mayo de 2015

Breve historia de la violencia Argentina (2da parte)


Pequeña noticia sobre el concepto de violencia

Antes de continuar con esta aburrida relación de cosas ocurridas a lo largo de la Historia, quiero aclarar que es lo que entiendo como violencia.

Violencia es quitarle a alguien el derecho a la felicidad, ya sea por el insulto, la discriminación, el abandono, o la violencia física, privarlo de sus derechos, ignorar sus reclamos, por eso que

No poder acceder a la salud es un hecho violento...

La desnutrición infantil es un hecho violento...

No poder acceder a la educación es un hecho violento...

La falta de bienestar de un jubilado es un hecho violento...

Los crímenes que no se resuelven son hechos violentos...

Un policía corrupto es un hecho violento...

Un funcionario corrupto es una situación violenta...

El juez corrupto es violento...

La militancia intolerante es violenta...

Porque violencia es todo aquello que nos conmociona, que nos priva del espacio de felicidad al que tenemos derecho, que daña a algún congénere de cualquier forma, y que injustamente lo priva de su posibilidad de realizarse y crecer como ser humano.

LA VIOLENCIA RELIGIOSA

En la nota anterior, no hice referencia, de exprofeso a esa violencia cuyo principal objeto es el religioso, porque a lo largo de nuestra historia, linealmente aparece continuadamente, a veces como un aditamento de los otros odios, con el propósito de profundizarlos aún más.

El odio religioso fue fomentado en la Europa medioeval, y trasladado a América junto con los conquistadores, fue el medio por el que, tanto la iglesia como el estado monárquico, resolvieron sus cuentas, la riqueza incautado a Judíos, Musulmanes, adoradores del demonio, perseguidos por la inquisición, apoyada en el peor oscurantismo sirvió para saldar las cuentas a pagar con los banqueros.

La violencia inquisidora empujo al exilio a miles de Judíos, que al no tener paria ni refugio, se convirtieron forzadamente al cristianismo, muchos practicando en secreto su religión, el largo brazo de la inquisición los persiguió hasta América, donde sufrieron las mismas persecuciones y tragedias, muchas veces por las delaciones alentadas por el poder conquistador, muchas veces para cancelar una deuda era preciso denunciar al acreedor de judío encubierto, o para quedarse con sus bienes, la Inquisición hacia el resto, veces por una módica donación como reconocimiento.

Pero no fueron los Judíos el único objetivo de esta violencia, durante los albores de la edad moderna, y siendo Carlos V emperador, los excesos de la iglesia, provocaron la reacción de un grupo de religiosos alemanes, muchos de origen jesuita, liderados por Lutero, enarbolo sus 95 tesis, como una bandera contra los excesos de Obispos y otros protegidos del Papa.

Había nacido la reforma, y con ella la iglesia "Protestante", también la respuesta intolerante del poder eclesiástico que aliado a las monarquías reinantes, en lugar de asumir que las críticas realizadas por Lutero debían ser analizadas y respondidas, eligió reprimirlas lo más violentamente posible.

La iglesia de la reforma, se consolida, pero en el resto de Europa, la condición de protestante se difundía, y se reprimía, sobre todo en la España colonialista; así que, muchos fieles de la nueva religión emigraron a la América recién descubierta buscando la posibilidad de poder practicar se fe en paz, pero no fue así precisamente, muchos fueron obligados a convertirse al catolicismo, asumiendo con la condición de "Marrano", una forma de discriminación que contenía en si la sospecha de la sociedad de bien, sobre la dignidad del converso.

La sociedad colonial, más preocupada en Buenos Aires por el contrabando que por estas cuestiones, al principio hacia poco caso de las órdenes de la inquisición; hundida en el barro Buenos Aires estaba sola, lejos de la opulencia peruana, y mucho más lejos de la mexicana.

Aquí la discriminación religiosa comenzó mucho después, cuando la voracidad de los comerciantes porteños, necesito quitarse competidores de encima, entonces la sospecha sobre los extranjeros llegados a estas tierras se hizo sentir, hasta la época de la emancipación; de todos modos el poder colonial tenia ordenes especificas del monarca, de vigilar a los judíos, y a los protestantes, y no permitirles la práctica religiosa, que una convertidos al catolicismo se hacía en privado.

La llegada de la independencia, planteó un nuevo desafío, el de la tolerancia religiosa, en oposición a la intolerancia colonial, y las discriminaciones por cuestiones religiosas, la necesidad de empréstitos por suscripción, ofrecidos a los comerciantes más importantes muchos de origen extranjero, sobre todo británico, obligo a la tolerancia, aunque no eliminó de la conciencia popular la sospecha sobre aquellos que profesaban la fe de una forma distinta.

Las ceremonias religiosas de los esclavos, eran vistas como bacanales desenfrenadas e inmorales que se hacían de noche y a escondidas; a los esclavos se les catequizaba en el culto católico, lo que dio origen a un sincretismo religioso donde se mezclaban las viejas costumbres africanas con la religión adoptada, expresando una desmesurada fe, que tuvo su mayor expansión en el territorio Brasilero.

En el período Rosista fueron tolerados porque en el candomblé se sumaba la exaltación a Rosas y su Mujer, casi como parte del santoral.


Cuando al fin del siglo XIX, el exterminio de los aborígenes de la pampa, hizo posible el reparto indiscriminado de la nueva tierra conquistada, y se impulsó la inmigración, llegaron al país hombres de todos los orígenes, Protestantes, Judíos, Mahometanos, Ortodoxos, Ultra católicos, se produjo un choque cultural que puso bajo sospecha a los profesantes de los credos no católicos; principalmente a los Judíos, a quienes además se les sospechaba se anarquistas, socialistas, participes de una conspiración internacional para quedarse con la Argentina.

Los Evangelistas, si bien no fueron tantos en número, eran vistos con desconfianza, porque su forma de practicar la fe cristiana, era sustancialmente distinta de la formalidad católica, y su idea de la vida comunitaria, posiblemente por su escaso número, implicaba mucho compromiso entre la iglesia y sus fieles, sobre todo en lo que hacía a la ayuda entre la comunidad de una congregación.

De todos modos también fueron puestos bajo sospecha, porque la influencia de la Iglesia Católica sobre la sociedad más tradicional, conservadora en cuestiones de Fe, provocó que todo aquello que fuese distinto en materia religiosa debía ser puesto bajo sospecha, además en nuestra constitución estaba permitido el ingreso a la función pública solamente a aquellos que, además de ser ciudadanos, profesaban la Religión Católica.

Los Evangelistas no reconocían al papa, no veneraban las imágenes de los santos, no acompañaban la procesiones, no comulgaban, no se confirmaban, no practicaban la misa, eran diferentes, por lo tanto se los segregaba, más elegantemente que a los judíos, pero era así.

Como corolario, en alguna época de exacerbado nacionalismo se consideró que las religiones evangélicas, eran funcionales a los imperialismos estadounidense o inglés, exceptuando de esto a la Iglesia Luterana que por su origen alemán era vista con mayor simpatía.

El Islamismo, no fue tan cuestionado, porque en realidad los practicantes de la religión eran mucho menores en cantidad que el resto, gran parte de la inmigración de oriente provino del Líbano y Siria, eran mayoritariamente Católicos Ortodoxos, primos hermanos de los católicos romanos.


En los años de la revolución comunista, ser Judío implicaba ser sospechoso de anarquista, o comunista, miembro de un movimiento disolvente que aspiraba a corromper las bases más firmes de la sociedad argentina, para establecer un estado socialista y totalitario.

En el periodo de crecimiento del nacionalismo, increíble, y contradictoriamente, los mismos que los acusaban de comunistas decían que los judíos eran un poder económico que, por efecto de su capital, buscaba apoderarse de las riquezas y hacerse del poder político y económico, acumulando para si las riquezas del pueblo, sumando a esto la intención de apoderarse de la Argentina para fundar un estado Judío, por ahí circulan todavía los apócrifos "Protocolos de los sabios de Sion", en los que se apoyaban tales mentiras.

Durante los periodos totalitarios en la argentina, se incentivó el odio religioso, sobre todo en el periodo de la preguerra mundial y durante el auge del Nazismo alemán y el Fascismo Italiano.

Durante el Gobierno de Perón también se alentó la intolerancia religiosa, la Alianza Libertadora Nacionalista, dirigida por Queraltó primero y por Kelly luego, bajo la protección de Perón, fomentó el odio hacia la población Judía, por los mismo motivos de siempre, es más fácil encontrar un culpable de nuestros males, que dedicarnos a solucionarlos.

La caída de Perón y la desgracia del nacionalismo, no soluciono el problema, la sospecha sobre los que tenían una fe distinta, quedó enquistada en la sociedad, la conducta de los gobiernos militares no ayudo en nada, puesto que eran más intolerantes que aquello que decían combatir.

La sociedad argentina, aún hoy sigue propensa a la discriminación religiosa, ser evangelista, Mormón, Menonita, Judío o Mahometano, implica ser visto como diferente, por lo menos alienta la mirada curiosa sobre el hombre que practica la fe, y esa mirada "curiosa", casi siempre está acompañada del comentario descalificador, que no es más que una forma sutil de violencia.


Durante la dictadura militar ser judío era ser objeto de las peores torturas, el ensañamiento con el que se torturaba a los Judíos, era mucho mayor que con el resto de los detenidos, a veces solo se los torturaba por el hecho de ser Judíos, el caso Capitman es una muestra de ello.

La sospecha social sobre los judíos sigue latente, como antes y siempre oímos en grandes sectores de la sociedad, comentarios xenófobos y conceptualmente violentos. ¿Quién no ha escuchado cosas cómo?: "Hitler se equivocó, debió haber matado a doce millones de judíos", "judío de M....", "Los judíos son todos Ca....s", "Los Judíos se quejan, pero ellos se auto discriminan", etc., etc., etc....

A pesar de esto en nuestro país la tolerancia interreligiosa fue mucho mayor que en otros países del mundo, aquí, Evangélicos, Anglicanos, Judíos, Mahometanos, Budistas, tuvieron la posibilidad de acceder a la Educación, el trabajo y el progreso, muchos se desarrollaron como científicos, escritores, empresarios, políticos, artistas, etc.... De todos modos esto no disculpa la forma violenta en la que la sociedad se ha comportado y se comporta aún con aquellos que no profesan la Religión Católica.

Cuando comencé esta nota explique que consideraba como violencia, y me parece importante, en esta serie de artículos que decidí escribir sobre el tema, sin ser un erudito, que podamos analizar este problema que nuestra sociedad parece no comprender hasta donde puede corroer las bases de la nación, porque al poner al otro bajo sospecha, mantenemos una situación de violencia latente, que a veces solo necesita un justificativo para desatarse.
Hacer un raconto de la violencia en la sociedad argentina es absolutamente necesario, sobre todo porque la violencia social es el producto de los prejuicios que arrastramos como país a lo largo de la historia, que solo buscan encontrar un culpable de nuestras frustraciones comunes, sin ponerse a reflexionar sobre los errores colectivos que hemos cometido.

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