lunes, 16 de marzo de 2015

Un pensamiento desde la entrañas de mi radicalismo


La doctrina de la Unión Cívica Radical me exime de apoyar lo resuelto por la Convención Nacional, y entiéndase esto, las alianzas deben ser programáticas, y esto solo es posible cuando se hacen con partidos ideológicamente afines, como radical adherí a la Profesión de Fe doctrinaria, al Programa de Avellaneda, al postulado de la Contradicción fundamental.

Cuando muchos correligionarios justificaron el gobierno de Menem y se guardaron, participé con los muchos que veíamos como el país iba directamente al abismo, denunciando en los pocos lugares que teníamos que esto terminaba en el desastre.

Recuerdo cuando los medios periodísticos bombardeaban al gobierno de Alfonsín, y abiertamente apoyaban el regreso de algún liberalismo fratricida, y terminaron apoyando la llegada del gobierno más corrupto de la historia, cuyos protagonistas se refugian hoy en los cargos públicos para no someterse a la justicia.

Como Radical creo que las únicas cosas que me obligan a emprender determinado camino son mis convicciones, y mis principios, mi conducta política, mi ideología, abonada por el tiempo de militancia, que me permitió adquirir cierta conciencia de lo que debían ser mi partido y la república.

Cuando la defección de Alfonsín, me negué, junto con muchos radicales a Votar a De Narváez, porque entendíamos que esa alianza no reflejaba en nada el espíritu y los principios de la Unión Cívica Radical.

Este caso de hoy es el mismo, esta alianza, con la nueva derecha argentina, no refleja en nada el espíritu de radicalismo, el PRO es una fuerza dirigida por alguien, que aún hoy, sostiene que el gobierno de Menem fue el mejor de la historia, que se encuentra tan procesado, como muchos de los funcionarios del gobierno, que ha demostrado que lo único que le importa es el auto bombo, que esta tan falto de estructura y de buena gente, que envía a la vicejefe de gobierno de la Capital federal a ser gobernadora de la provincia de Buenos Aires, como si fuera un colonizador, al igual que lo que hizo el partido del gobierno, con Rukauf,  Scioli, etc.

Por el otro lado se pretendía la incorporación del FR, otro bastión del peronismo neo liberal, tan colonizado por el menemismo como el PRO, lleno de sus ex funcionarios, y sus parientes, que también durante 24 de los últimos 30 años de vigencia de la democracia, gobernaron nuestro país con tal impericia que destruyeron el tejido social de nuestro país, de tal forma que permitieron la profundización de esta división ficticia que ha creado el gobierno desde el poder.

Desde la tribuna Sanz propone destruir el populismo, pero esa destrucción asociada con el PRO, implica también la destrucción de lo popular, implica el abandono de las políticas solidarias, porque los economistas del PRO han sido claros, la solidaridad social no está en la agenda económica, el papel del estado como redistribuidor del ingreso, no está contemplado, porque en el esquema liberal, prevalece el darwinismo por sobre la ética.

Quien diga que no es así, que me explique porque en algunos hospitales de CABA hace un mes que no se opera por falta de insumos quirúrgicos, y no es por el problema de las importaciones, solo se trata de desproteger a los más pobres, a los que no pueden pagar por su salud.

A estos neoliberales del PRO y del FR, tampoco les importa, como no les importó durante el período menemista, la educación como factor de progreso social, y participaron en la destrucción de la Educación Pública como ocurrió en los 90, porque en su lógica Liberal, un mercado de trabajo profesionalizado y sano, no es viable, porque impide la obtención de mano de obra barata.

La flexibilización laboral que muchos de los radicales combatimos en esa época, y que este gobierno no ha modificado, salió de las entrañas de este neo liberalismo, yo me pregunto, ¿Un gobierno presidido por Macri intentaría que el enunciado del artículo 14 Bis., Una de las banderas más importantes de nuestro partido, comience a ser una verdadera realidad en el campo de las reivindicaciones populares?, ¿un Gobierno presidido por Macri terminaría con la perversidad en la que ha caído el sistema de obras sociales, y establecería un sistema de protección de salud realmente igualitario?, ¿ Un gobierno presidido por Macri, establecería un sistema educativo, que además de integrador, fuera de excelencia en materia de formación de Técnicos y profesionales?, ¿Asumiría un gobierno presidido por Macri, la reafirmación de la participación popular en el destino del país, estimulando la participación a la hora de tomar decisiones?, ¿Un gobierno presidido por Macri, formado por gente como la que actualmente soporta un sin número de denuncias de corrupción en CABA, incluido el propio Jefe de Gobierno, realizaría una gestión realmente Honesta?.

La respuesta a todas estas preguntas es NO, ningún gobierno presidio por esta gente, cumpliría con ninguna de la política en las que los radicales creemos, solamente tendría un aspecto prolijo, la ausencia de pueblo seria notable a la hora de no hacer ruido, la educación seguiría como hasta ahora, todos los privilegios para la privada, todas las desventajas para la pública, la salud sería un bien solo para adinerados, los beneficios de la economía, serian solo para los beneficiarios de un modelo excluyente, y solos los que logren abrevar del derrame liberal lograrían saciar el hambre y la sed.

Como Radical no quiero Alianzas con esta gente, ni Macri, Ni Massa pueden solucionar los problemas del país, y llegados al gobierno, ninguno de los dos aplicaría, una sola de las políticas nacionales que los radicales encararíamos, a ellos no les interesa reparar nada que no sea lo que el mercado exige, y estarían dispuesto a cualquier forma de corrupción para cumplir con sus demandas.

Como Radical no estoy obligado a ir en contra del pensamiento Radical, ni acompañar a nadie que no lo profese.

Como Radical no estoy obligado a cumplir con esta idea de los Acuerdos ventajosos, para funcionarios.

Como Radical no estoy obligado a sostener un candidato, que no solo no me representa, que no representa el anhelo del pueblo argentino.

Como radical no estoy obligado a caer en la misma claudicación que nuestra dirigencia.

Como radical estoy obligado a recuperar al partido, a levantar sus banderas, a sostener sus principios, practicar la ética que el radicalismo me impone, pero nunca a traicionar al pueblo que siempre fue origen, causa y destino de nuestra forma de pensar y hacer la política.

Por eso como radical no estoy obligado a sostener, ni apoyar a los traidores y sus aliados, de dentro y de fuera, al contrario, como radical estoy obligado a combatir las defecciones de los que son capaces de traicionar los ideales y las reparaciones que aún se encuentran pendientes en nuestro País.

Por eso Creo que los Radicales debemos ponernos de Pie, y claramente renegar de toda esta dirigencia, falaz y descreída, que ha sido capaz de cambiar principios por ministerio y convicciones por contratos, ver hacia nuestra juventud, que no se ha dejado colonizar por estos falsos profetas del éxito fácil, a nuestros trabajadores Radicales que tampoco han sucumbido a las tentaciones del poder partidario, y a los simpatizantes que no han sido seducido por esta política sin principios de esta conducción partidaria.

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