martes, 5 de febrero de 2013

Los beneficios de la tolerancia


Hay algo que la historia de la humanidad nos debiera haber enseñado, los grandes movimientos políticos del siglo XX, los dos movimientos más significativos, por lo que implicaron y lo que desataron, fueron el movimiento independentista liderado por el Mahatma Gandhi, y el de los derechos civiles de Martin Luther King, sobre todo porque implicaron una forma de lucha que implicaba el sacrifico de lograr la propia contención, hasta llegar a la tolerancia extrema.
Los hombres que se sumaron a esas luchas, no insultaban, no contestaban la violencia, pero sostenían con firmeza sus convicciones, y lenta, pero inexorablemente consiguieron lo que se propusieron, la independencia de la India en un caso, las libertades y derechos civiles en otro.
Ambos por supuesto fueron imperfectos, como lo es esta democracia nuestra, pero con el tiempo, la lucha y el ejercicio constante, se fueron perfeccionando, la India es hoy un país que ha alcanzado plausibles progresos, y en EUA, hay hoy un afro americano en la casa blanca, cosa que en los 60 era una quimera.
Ambas fueron revoluciones, pero ambas fueron pacíficas, ambas marcaron a fuego a toda la humanidad, sobre todo porque son un ejemplo de la tolerancia desde la oposición, y lo que puede conseguirse con eso, Luther King sumo voluntades, desde la no violencia, ni física, ni verbal, sumo voluntades desde la propuesta, desde explicar a la gente que era lo que estaba mal, con propuestas, con la fuerza de seguir cualquiera fuera la envergadura de la respuesta oficial.
Con Gandhi paso lo mismo, sumo desde la posición de no agredir, ni física ni verbalmente, quien haya leído su autobiografía, sabrá que hizo de la tolerancia desde la oposición una doctrina, que aplico después en los levantamientos internos de la india, aún a disgusto del gobierno que el mismo había contribuido a formar.
Las cosas en una sociedad pueden cambiar, pero no forzadas desde cualquier tipo de violencia, solo basta con que comprendamos que quien piensa diferente no es un enemigo; que aquel de vive diferente, porque su nivel social es más bajo, no es despreciable; que los otros no son vagos o delincuentes dependiendo de a quien apoyen, o la cara que tengan, la intolerancia gubernamental contra la oposición nos puede convertir en violentos, creemos que no tenemos como expresarnos si no es a lo gritos, descalificando y desacreditando al otro, parece que tenemos la imposibilidad de expresarnos de otra forma.
La realidad es que quisiera que la gente de mi partido, particularmente comprendiera que la democracia no consiste en imponer nuestro criterio, no es una competencia para ser si yo soy más democrático que otro, la democracia es un sistema que se basa en compartir desde el disenso, es un sistema que nos permite crecer desde la individualidad a la colectividad, pero esto solo se puede hacer desde la tolerancia.
Más efectivo que insultar a un funcionario y a su familia, y mucho más constructivo, sería sentarse en la calle frente al ministerio de salud, o de acción social, para protestar por los niños que mueren de hambre, y no levantarse hasta que nos muestren una solución, o pararse frente al ministerio del interior y no retirarse hasta que termine la matanza de hermanos originarios, o a lo mejor acostarse en el suelo ante el avance de la máquinas de las mega mineras cuando llegan al puerto, o bajarse del barco masivamente, cuando el funcionario sube, y reclamar a la empresa la devolución del dinero del pasaje.
Las acciones directas pacificas pero firmes, provocan cambios, pero desde la propuesta, porque la acción pacifica es en sí una propuesta, de respeto por la minoría, de respeto por la comunidad, propone vivir en la tolerancia, permite construir desde el argumento, nos integra como sociedad y nos permite analizar los problemas reflexionándolos.
Seguramente alguien pensara, que soy Kirchnerista o del MODESO, nada más alejado de la realidad, soy del Movimiento Arturo Illia de Buenos Aires y sostengo en alto las banderas que enarbolo Don Arturo, Tolerancia, respeto, transparencia, honestidad, paz, integración y progreso, la síntesis de la construcción de una nación en democracia, ese es el sentido de la brújula.
Leí que alguien escribió que estaba cansado de que pasaran 121 años poniendo la otra mejilla, no importa, que pasen otros 100, pero si la lucha se mantiene firme y en paz, posiblemente no seamos gobierno, pero seguramente no habrá gobierno que lo resista.
Ojala podamos ver que sea realidad, como dijo Lennon, seguramente soy un soñador, pero no soy el único.
 
 

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